La capitana y educadora de la escuela de balonmano ASM habla de su inversión en los jóvenes y de la reciente victoria de su equipo.
Lorène, ¿cómo llegaste al balonmano?
Salimos del colegio Maubourguet con un grupo de amigos. Todos ellos ya no están pero contribuyeron en algún momento a perpetuar el club ASM. Nos mantenemos en contacto. El deporte tiene esa virtud de vinculación transgeneracional a través de nuestros recuerdos y de todo lo que nos conecta.
¿Continúa usted dando el testimonio?
Pude quedarme en el club y seguir jugando. El rango de edad de nuestro equipo senior femenino es de 16 a 40 años. Las nuevas madres pronto se reincorporarán a la fuerza laboral. También, a su manera, demuestran su apego a este colectivo y aseguran el futuro del club que quieren que continúe.
Personalmente, ¿tu inversión es diferente a través de la formación?
Si un club amateur no se renueva desde la base, muere porque pasan las generaciones. Con mis compañeros Pierrick y Dorian nos aseguramos de interesar a los más pequeños en esta disciplina. La escuela de balonmano cuenta con 30 niños de entre 3 y 9 años. Es en este caldo de cultivo donde se construirán los equipos del mañana en Madiran.
¿Cuál es tu papel en esta escuela?
En su práctica, el balonmano es un vector de socialización. El babyhand es una versión adecuada para la edad de descubrimiento y primer aprendizaje. Las habilidades motoras son parte de la acción y expresión con el cuerpo. Eso es a lo que estoy apegado. La diversificación nos permite percibir los más variados comportamientos. También es enriquecedor para el educador. El campo de 70 niños inscritos para el torneo interclubes de esta mañana destaca todo el trabajo de todos los centros de formación.
El sábado por la tarde su equipo ganó por amplio margen. ¿Cómo analiza el capitán el contenido de la reunión y prevé el final de la velada?
Nuestro colectivo respetó las instrucciones del entrenador para que pudiéramos trabajar en una situación real. Nos fuimos después de un momento amistoso en modo albergue español como estaba previsto porque la vida es buena en Madiran.
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