El pasado lunes, un día como ningún otro. El canadiense se enfrentó a los Buffalo Sabres en un partido a primera hora de la tarde, algo poco común en la temporada regular.
Pero no fue un momento trivial: era el Día del Recuerdo, un momento emotivo en el que los canadienses honran a quienes han servido.
El ambiente solemne se transformó en intensidad sobre el hielo, con una actuación marcada por un momento brillante que podría haber sido el tan esperado punto de inflexión para la ventaja numérica de los Habs.
Lane Hutson, subido a la primera unidad para una secuencia fugaz, mostró cuál podría ser el futuro ofensivo del canadiense.
Un pase perfecto, una visión incomparable, y Cole Caufield solo tuvo que desviar el disco para marcar un gol magnífico.
Una secuencia que parecía prometer un cambio. Pero desde entonces, silencio de radio.
Matheson volvió a la primera oleada y Hutson, aunque autor de esta acción decisiva, retomó su papel más discreto.
Fue un mero adelanto, una anomalía corregida en el esquema conservador de las cosas.
Revive esta brillante secuencia aquí en el minuto 1:53 del vídeo:
Esta mañana, mientras el canadiense se prepara para enfrentar a Columbus, Hutson mostró un atisbo de frustración reprimida.
Sobre el juego físico de los oponentes, declaró:
“El hecho de que busquen controles también puede sacarlos de su posición, así que eso es bueno para nosotros”.
Una frase que ilustra su comprensión estratégica, pero también su capacidad para transformar estos fallos en oportunidades.
Este no es el discurso de un jugador en formación. Es el de un jugador dispuesto a tomar el mando. Sin embargo, Martin St-Louis parece dudar.
Los aficionados ya no ocultan su impaciencia. Ver brillar a Hutson en una sola secuencia el lunes fue suficiente para encender el imaginario colectivo.
Su habilidad para crear líneas de pase se alinea perfectamente con los instintos rematadores de Caufield.
Juntos, podrían transformar una ventaja numérica demasiado a menudo estancada en un arma formidable.
Pero esta alquimia, aunque obvia, sigue sin explotar.
Hutson, por su parte, se mantiene diplomático:
“Siempre hay que estar preparado para maximizar las oportunidades, sin importar cuándo se presenten”.
Un comentario que refleja una paciencia admirable, pero ¿hasta cuándo?
Pero hoy, mientras el canadiense sigue tropezando, la terquedad de Martin St-Louis al no utilizarlo plenamente está empezando a pasar factura.
Hutson espera. Los seguidores esperan. Pero esperar, incluso en una reconstrucción, tiene sus límites.
Es hora de darle a Lane Hutson la oportunidad que se merece.
No por el potencial que representa, sino por el presente que ya puede transformar.
Porque en un día en el que celebramos el coraje y el sacrificio, no había nada más simbólico que ver a Hutson, aunque sea brevemente, honrar el hielo con su talento.
Pero por ahora, este momento sigue siendo un recuerdo. Y eso es una pena.
Continuará