En la Comandancia,
El mismo puchero, pero no el mismo discurso. Unos días después de la tormenta sorpresa y la fría ira de Roberto De Zerbi tras la derrota del Olympique de Marsella ante el Auxerre (1-3), el viernes, el técnico italiano y sus jugadores volvieron a las alturas de la Commanderie. Si el miércoles se reanudaron los entrenamientos bajo el sol, el de este jueves estuvo totalmente abierto a la prensa.
Sorprendente después de las fuertes palabras de Roberto De Zerbi el viernes por la tarde en una rueda de prensa durante la cual el italiano dijo que estaba “listo para irse” y “devolver su contrato” si él fuera el problema. Pero esta sesión ya estaba prevista antes de la lamentable derrota ante el Auxerre, y cancelarla habría enviado una señal extraña.
Roberto De Zerbi nunca pensó en dimitir
Su expresión sombría y su actitud seria no abandonaron a Roberto De Zerbi cuando fue a saludar, antes del inicio de la sesión, a los quince periodistas presentes y a iniciar una pequeña discusión de unos diez minutos. Pero el técnico tenía algunos mensajes que transmitir, empezando por que el mensaje del viernes fue malinterpretado: no, nunca pensó en dimitir. E incluso parecía más combativo que nunca.
¿Su discurso, en esencia? Su fuerte discurso del viernes fue sobre todo una forma de asumir la responsabilidad, él que nunca rehuirá su papel de capitán, de líder. Por otra parte, como todo buen cabeza de familia, no le gusta ver expuestos en público los secretos de su vestuario y, en ocasiones, lamenta la interpretación de algunas de sus declaraciones en los periódicos.
Sobre el terreno de juego, las dificultades de su equipo en casa no parecen ser una cuestión de jugadores ni de sistema, aunque admite no haber experimentado nunca tal diferencia en el rendimiento de sus equipos entre los partidos en casa y fuera desde que se convirtió en un entrenador. Antes de volver al trabajo para una sesión más ligera durante este parón internacional, volvió a insistir en la posibilidad de que sus jugadores jueguen en el Vélodrome y la ventaja que el estadio debería tener para el club.
Observación y discreción
Luego, Roberto De Zerbi se quedó atrás para observar a su equipo trabajar bajo las órdenes de sus asistentes, primero en el trabajo físico, antes de continuar con los enfrentamientos de seis contra seis, luego cuatro contra cuatro en media cancha. La oportunidad de observar las escapadas ofensivas de Jonathan Rowe, con una secuencia de ruleta y pañuelo de efecto más bello.
Su primer asistente, Andrea Maldera, es con diferencia el que más votos da con muchos “Lilian” dirigidos a Brassier, culpable en el primer gol contra el Auxerre el viernes y falto de confianza desde su llegada este verano al Marsella procedente del Marsella. Brest. Y casi otros tantos “otra vez, otra vez” de Marco Marcattili, el preparador físico, sólo para inculcar un alto ritmo a la sesión.
Consejos para la gente en Rowe
Mientras tanto, Roberto De Zerbi mantuvo un ojo en el rival y otro en el trabajo físico realizado por el resto de la plantilla, con los jugadores bien lavados al final de la sesión y muchas manos en las rodillas. El italiano concluyó su mañana con el culo en el césped dando algunos consejos personales a “Johnny” Rowe, como suele hacer con determinados jugadores de su plantilla. Si bien se mantuvo muy discreto durante toda la sesión, tiene la costumbre de aumentar su velocidad y su voz, a medida que avanza la semana, más se acerca el próximo partido. Salvo que el partido contra el Lens sólo llega dentro de 10 días, una eternidad para Roberto De Zerbi, que hubiera preferido “volver a jugar tres horas” después de la derrota ante el Auxerre.