El deporte suizo sigue muy animado

El deporte suizo sigue muy animado
El
      deporte
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      animado
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El Hornuss, un deporte centenario, encarna la tradición suiza y todavía reúne a miles de personas de todas las generaciones en Höchstetten, un pequeño pueblo cerca de Berna.

Dio su nombre, que significa avispón, a este original deporte porque emite un sonido que recuerda al zumbido del insecto, cuando silba por el aire al ser golpeado de frente.

En un gran movimiento que recuerda al golf y al lanzamiento de martillo, los bateadores golpean el disco con un eje flexible de fibra de carbono que puede tener hasta tres metros de largo y termina en un bloque de madera.

Esta punta es la que sube por el “bock” (una guía de acero) y choca contra el disco de plástico duro. Sale del “bock” a una velocidad de hasta 300 km/h y puede volar hasta 70 m de altura.

El juego, que se practica únicamente en el centro de Suiza, implica que los jugadores del equipo contrario intenten interceptar el disco utilizando “schindels”, palas de madera pesadas, anchas y planas.

No dudan en lanzarlos al aire para conseguir sus fines.

A principios de este mes, alrededor de 4.500 entusiastas participaron en el 40º Festival Nacional Hornuss en las afueras de la localidad de Hochstetten, 30 kilómetros al noreste de la capital, Berna.

Los premios son tan tradicionales como el juego: una corona de hojas de roble o un cencerro ceremonial.

El Hornuss ocupa espacio y con sus 32 campos repartidos en 60 hectáreas de tierras de cultivo, la escena ese día tomó el aire de un antiguo campo de batalla, con columnas de jugadores extendiéndose hasta el horizonte.

Los disparos de cañón que marcaban las sesiones aumentaban la ilusión.

– Generaciones mixtas –

“Para nosotros son los Juegos Olímpicos”, explica a la AFP Adrian Tschumi, presidente de la asociación nacional de hornuss, EHV.

“No es sólo un juego: es la familia, es el ambiente, es la fiesta”, insiste.

Aunque antiguo, el hornuss es inclusivo: participan jugadores de todas las edades y hombres y mujeres juegan en el mismo equipo.

“Se puede jugar con niños de 10 o 12 años y con sus abuelos de 80. Es algo muy especial. No conozco ningún otro deporte en el que puedan jugar juntas tres generaciones”, se maravilla Tschumi.

“La magia de este deporte para mí es el equipo. Me gusta jugar al lado de mi hijo, eso es lo que me gusta, y la amistad con mis compañeros”, añade.

El primer registro escrito del hornuss se remonta a 1564, y la primera competición conocida data de 1655. En el siglo XVII, se prohibió los domingos para evitar que la iglesia quedara abandonada en favor del hornuss.

La EHV, fundada en 1902, es “muy tradicional”, según su presidente, pero ha sabido adaptarse a las herramientas modernas. Una aplicación permite registrar los resultados en tiempo real y el deporte está presente en Tik Tok.

– Mirada penetrante, abdominales de hierro –

Alrededor de 6.000 adultos están autorizados, incluidas 600 mujeres, y también 1.300 jugadores menores de 16 años.

Los equipos no sólo necesitan bateadores precisos y potentes, sino también jugadores con ojo para detectar el cuerno, leer su trayectoria y dar instrucciones a los que están más lejos.

Para Barbara Sommer, del club Munchenburchsee-Diemerswil, la diversión está en el trabajo en equipo.

“Como jugadora individual nunca ganaré nada, pero como equipo, si todo va bien, tenemos una oportunidad”, afirma.

Con su espesa barba gris y un cigarro en la mano, Walter Stooss, de 70 años, destaca en el equipo.

El veterano elogia la experiencia que adquiere con la edad, pero lamenta la pérdida de flexibilidad.

“Tenemos que estar satisfechos con lo que todavía podemos hacer”, declaró a la AFP.

“Hay que tener músculos abdominales, hay que tener fuerza explosiva”, asegura su compañera de equipo Caroline Schertenleib, de 31 años.

Después de la competición, todos se reúnen bajo una gran carpa para una alegre ceremonia de entrega de premios, entre fuertes aplausos y cerveza.

A sus 54 años, Adrian Tschumi recuerda haber jugado desde los 10 años, el nerviosismo y el placer infantil.

“La sensación no cambia”, dijo. “Me encanta”.

rjm/nl/vog/apo/fby

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