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Suben a la montaña en bicicleta para ir a esquiar

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Para reducir su huella de carbono, cada vez más esquiadores eligen un medio de transporte inesperado para llegar a la montaña: la bicicleta. Este modo de viajar, que se podría pensar que está reservado a los deportistas experimentados, atrae sin embargo a un público cada vez más amplio.

La primera vez que Kelly Lavigne, de 31 años, se embarcó en una aventura en bicicleta y esquí, estaba sola. Ese día, en la primavera de 2022, el cielo estaba despejado y el Chartreuse le ofrecía sus pistas familiares. Acostumbrada a practicar esquí de travesía en esta región, simplemente colocó los esquís en su bicicleta y tomó la carretera hacia el Col de Porte, a unos quince kilómetros de su casa. “Conté los kilómetros, un pedaleo tras otro, y llegué a la cima sin darme cuenta”, dice.

A su llegada, después de haber superado los 1.100 metros de desnivel en bicicleta, Kelly se puso los esquís para escalar los 760 metros adicionales de nieve polvo. Una vez en la cumbre, a más de 2.000 metros sobre el nivel del mar, recuerda maravillarse ante el paisaje. “El panorama de Grenoble y las montañas circundantes me recordaron por qué había elegido esta aventura”, confiesa con una sonrisa en los labios.

Una nueva forma de disfrutar de la montaña

Esta práctica ya no está reservada a deportistas de alto nivel. El pasado mes de enero, un pequeño grupo de amigos decidió organizar una salida en bici-esquí a través de un evento en Facebook llamado El sábado es bici-esquí.. ¿El objetivo? Explora las montañas minimizando el uso del coche. Damien, uno de los organizadores, dice: “Queríamos ver hasta dónde podíamos llegar sin coche. » Para su sorpresa, más de 300 personas mostraron interés, lo que obligó al grupo a repensar sus planes.

Esta creciente popularidad no ha pasado desapercibida. Jean-Éric Mesmain, reparador de bicicletas de Grenoble, también se mostró sorprendido por el entusiasmo suscitado por esta iniciativa. Después de haber probado la experiencia él mismo, dice que modificó el equipo para transportar mejor sus esquís en su bicicleta. “He diseñado un portaesquís especial para evitar que las fijaciones estorben al pedalear”, explica. Desde entonces, observa con curiosidad esta creciente moda.

Entre el rendimiento deportivo y la conciencia ecológica

Aunque la comunidad de ciclistas y esquiadores está creciendo, esta práctica sigue siendo marginal. Paul Desgranges, miembro de la asociación ADTC – Moverse diferente, subraya que a menudo se trata de deportistas experimentados, muy sensibles a las cuestiones medioambientales. Sin embargo, gracias a la organización de eventos como el concurso de fotografía “skiclists”, la práctica está ganando visibilidad. “Desde diciembre hemos recibido unas cien fotografías”, afirma entusiasmado Paul.

Por su parte, Louis Didelle, de la asociación Escarpade, trabaja para democratizar esta práctica. Desde hace dos años organiza un desafío de bicicleta y esquí, con el objetivo de iniciar a los principiantes y sensibilizarlos sobre las cuestiones climáticas. “Las montañas, ya afectadas por el calentamiento global, deben convertirse en un espacio ejemplar de movilidad suave”, afirma. Según Ademe, el transporte representa más de la mitad de las emisiones de CO₂ relacionadas con el esquí, lo que lo convierte en una palanca crucial para reducir la huella de carbono de esta actividad.

Los obstáculos a la democratización

Sin embargo, este enfoque no está exento de desafíos. Kelly Lavigne, a pesar de su motivación ecológica, admite no haber renunciado por completo a su coche. “El ciclismo y el esquí requieren cierta organización y, sobre todo, compañeros motivados”, explica. Muchos practicantes mencionan también la falta de material adecuado y las dificultades relacionadas con los desniveles, especialmente para los esquiadores menos entrenados.

Rémy Heliot, de 23 años, miembro del Club Alpino Francés, creó un grupo dedicado a un enfoque más sostenible del montañismo. “Cambiar de mentalidad es un proceso largo. Mucha gente todavía se resiste a sustituir el coche por una bicicleta o por el transporte público”, lamenta. Sin embargo, sigue siendo optimista viendo el ejemplo de deportistas como Pierre Gignoux, pionero del bike-ski en Francia, o Roeland van Oss, guía de montaña que escaló 82 picos en 78 días a pie y en bicicleta.

Esta nueva forma de pensar sobre la montaña bien podría revolucionar la forma en que la practicamos. Para algunos, se trata de volver a las raíces del montañismo, reconectar con los valores de la sencillez y el respeto por el medio ambiente. Para otros, se trata de desempeño y desafío personal. En cualquier caso, la movilidad suave en las montañas parece estar sólo en su infancia y queda mucho por explorar para hacerla accesible a todos.

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