Cómo la llegada de las bandas parisinas transformó radicalmente el tráfico de drogas en Rennes

Cómo la llegada de las bandas parisinas transformó radicalmente el tráfico de drogas en Rennes
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Sandrine Prioul (corresponsal en Rennes) // Crédito de la foto: Damien MEYER / AFP
07:39, 22 de abril de 2024

Desde hace varios años, Rennes es escenario de violentos enfrentamientos en un contexto de tráfico de drogas. Antes de la crisis del Covid-19, la situación era bastante tranquila, confiesan las autoridades locales. Pero la llegada de las bandas parisinas a la ciudad transformó radicalmente el tráfico local. Los residentes y la policía esperan ahora que la operación “Place Net XXL” dé frutos.

Rennes, ¿nuevo centro de drogas? Recordemos que recientemente se ha puesto en marcha en la ciudad una operación “Plaza neta XXL”, en la que un centenar de agentes de policía ocuparon una superficie de unos cientos de metros cuadrados para secar 13 puntos de venta de drogas donde se entrega continuamente toda la droga. . Porque en la ciudad bretona el tráfico de drogas ha cambiado de naturaleza en apenas unos años. Según admiten las autoridades, desde el fiscal hasta el propietario social pasando por la policía, el trato se ha transformado progresivamente desde el Covid-19, en particular desde la llegada de las bandas parisinas, que se enfrentan a los traficantes de Rennes.

“El acceso está bloqueado”

“Fuimos invadidos, incluso mostramos nuestro documento de identidad para volver a casa”, confiesa un residente al micrófono de Europa 1. Los vecinos se ven invadidos por un negocio que cobra un mínimo de 25.000 euros al día, que abarca desde cannabis hasta heroína. Obtener dinero es tan fácil que, de repente, los pequeños traficantes provinciales se transformaron en narcotraficantes, defendiendo su territorio con armas automáticas contra bandas de otros lugares.

Antes, “era de buen humor, aunque tampoco era normal que allí se hiciera”, prosigue el vecino del lugar. “Pero después empeoró. Y esta gente está encapuchada. El acceso está bloqueado, nos vemos obligados a abrir barreras para poder salir de nuestras casas porque, precisamente, teníamos que dejar que sucediera”.

La policía quiere creer en la calma.

Desde entonces, hemos visto a familias ocupar esta plaza de la ZUP tras desalojos de okupas, toneladas de escombros antiarrestos en el contenedor de basura y a costa de una fuerte movilización policial. Un frágil respiro para los residentes locales. “Todavía hay una comisaría de policía en el sector, hay vida en el barrio. El edificio es de bastante buena calidad. No ocurre así en un buen número de localidades en las que he podido oficiar”, juzga por su parte el nuevo. El jefe de policía, Yannick Blouin, quiere creer que se volverá a la calma de forma duradera.

“Todavía no hemos llegado al punto de inflexión en el que nos damos cuenta de que el contexto aún está mucho más degradado y, en cualquier caso, llegaremos hasta el final”, continúa. Las autoridades se han dado tres semanas más para poner fin al tráfico. Un plazo obviamente demasiado corto, replican los vecinos.

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