La pandemia ha amplificado dinámicas que ya estaban en marcha… En un mundo marcado por el Covid-19, con el desarrollo del teletrabajo, muchos franceses se han desplazado cerca del mar, un aumento que afecta principalmente a las costas atlánticas, según un estudio publicado el viernes .
Al comparar los últimos datos prepandémicos del INSEE de 2017 con los de 2021, el analista político del Ifop Jérôme Fourquet y el geógrafo asociado de la fundación Jean Jaurès Sylvain Manternach observan, con mapas de apoyo, “una carrera hacia el mar”. con aumentos de población de 2 a 5, incluso 10%.
Un grupo que va de Saint-Malo al País Vasco
Estos movimientos de población afectan “principalmente a las costas atlánticas”, como Morbihan o la costa de Aquitania, con menos intensidad a la costa mediterránea. La presión demográfica es menos fuerte en la costa del Canal de la Mancha (excepto en los alrededores de Saint-Malo), que es “menos soleada”.
Las periferias periurbanas de algunas grandes ciudades también están experimentando movimientos de población similares, como Orleans, Tours, Burdeos, Estrasburgo, así como la franja fronteriza de Suiza. A partir de estos datos, los autores trazan una franja que va desde Saint-Malo hasta el País Vasco, luego gira hacia Toulouse, Montpellier, antes de remontar el valle del Ródano hacia la frontera suiza.
Zonas costeras cada vez menos accesibles
“A esta zona de crecimiento demográfico la llamaremos ‘nueva media luna fértil'”, analizan, destacando el contraste con “un vasto espacio central en el que la población ha disminuido”. Estos movimientos confirman fenómenos que ya están en marcha, según los autores: la repercusión del turismo y la atracción de las zonas residenciales, con la aspiración a “la casa individual con jardín”.
El fenómeno del teletrabajo también ha contribuido a desarrollar el atractivo del mar: “Ha seguido impulsando la búsqueda de la periurbanización y del crecimiento demográfico en los suburbios cada vez más alejados de los centros de las principales metrópolis francesas”, escriben Jérôme Fourquet y Sylvain Manternach.
La reciente llegada de “una población adinerada que desea adquirir viviendas en zonas costeras donde los inmuebles ya eran caros ha aumentado aún más los precios, lo que ha tenido el efecto de hacerlos cada vez menos accesibles para las clases medias y nativas modestas”, señala los autores.
