Jules Milhau, que creará el cartel de las próximas ferias de Nimes, presenta una serie de obras de inspiración musical y poética.
Todo sucedió muy rápido para Jules Milhau, de sólo 24 años, que firmará el próximo cartel de las ferias de Nimes. Mientras tanto, recién regresado de Lisboa y Venecia, donde presentó recientemente su obra, expone una serie de obras recientes en el hotel Boudon, en paralelo al 35º festival de flamenco.
“Empecé a pintar a los 4 años y muy rápidamente se convirtió en mi lenguaje”.confiesa Jules Milhau, curioso y autodidacta. El pintor, que ya va por su décima exposición personal, también es un apasionado del flamenco, que estudia desde hace 10 años con Cathia Poza. “Es parte de mi proceso creativo. Cuando pinto, tengo un tempo en mi cabeza. Cada pincelada es como el ritmo de una música interna. Es parte de mí”explica el artista, que presenta una serie de tintas chinas, creadas con vivacidad, en un solo movimiento, sin levantar la muñeca. “En el gesto quiero redescubrir la energía que se encuentra en la danza”continúa Jules Milhau, que nunca pinta desde la naturaleza y prefiere vivir el momento antes de plasmar sus sentimientos en el lienzo.
“La pintura se ha convertido en mi lenguaje”
Recientemente en Valencia, en un mes, creó un cuaderno de dibujos inspirados en Romancero Gitanode Federico García Lorca, siempre con la misma espontaneidad. “Él habla de este universo gitano que me conmueve. En su obra hay una relación muy particular entre escritura y música. Él busca transcribir los sonidos en su escritura. Yo también busco un tipo de música”especifica Jules Milhau.
Esta espontaneidad, esta velocidad de ejecución puede adquirir un aspecto completamente diferente con su evocación de Fátima, collages donde acumula retales de seda, trozos de lienzo, pintura, dibujo, pastel, “lo que tenga a mano”para grandes composiciones que son a la vez crudas y refinadas. Para preservar esta libertad de la mano, Jules Milhau puede incluso fabricar sus propios pinceles. Colgándolos en postes, puede trabajar en grandes formatos sin restricciones. Sobre lienzos de arpillera, cuyo lado rugoso casi evoca las paredes, pinta bailarinas, como él, enamoradas de la libertad.
