Valérie Médard-Ramchurn, profesora de Arte y Diseño desde hace 18 años, comenzó su carrera en 2006, justo después de terminar sus estudios en Bellas Artes. Su camino parece casi predestinado, viniendo de una familia de profesores. Su padre, un ex maestro convertido en director, su madre, que trabajaba en una guardería, y su hermana, subdirectora, ayudaron a dar forma a su visión de la educación.
“Mi primera maestra fue mi mamá, quien me mostró todo incluso antes de comenzar la escuela”, recuerda. Entre las otras figuras notables de su carrera, cita a Madame Claudine du Lorette de Port-Louis y al Sr. Hans Ramduth, su profesor de historia del arte en la universidad. “Él es una inspiración para mí. Una verdadera enciclopedia viviente”, dice con admiración.
Paralelamente a sus estudios universitarios, Valérie Médard-Ramchurn se apasionó por la danza Kuchipudi, una danza telugu que aprendió con Shrimati Premila Balakrishna Uppamah. Esta experiencia fue notable, no sólo por la técnica, sino también por la amable bienvenida de su maestro. “Yo era una niña católica que estaba aprendiendo un baile telugu y ella hizo todo lo posible para que me sintiera bien”, dice.
Al principio, Valérie Médard-Ramchurn no se veía a sí misma en la docencia. “Quería ser artista a tiempo completo, pero enseñar era algo natural”, admite. Desde su primera clase se sintió como en casa. Sin embargo, los desafíos de la disciplina en el aula están muy presentes hoy en día. Ella atribuye esto en parte a las redes sociales y los juegos móviles, que, según ella, distraen a los jóvenes de sus estudios. “También está la violencia de los juegos que se refleja en su comportamiento”, señala.
