La temporada 2024 de Fórmula 1 ha destrozado uno de los mitos más perdurables del automovilismo: que en esta era hiperoptimizada, los pilotos son engranajes intercambiables, secundarios a las máquinas y equipos que los respaldan. Max Verstappen no sólo destruyó esa narrativa, sino que la redujo a cenizas.
Ahora se reconoce universalmente, tanto en la F1 como fuera de ella, que Red Bull Racing no ganaría el campeonato de 2024 sin Verstappen. Y si el equipo necesita pruebas de lo precario que es el futuro post-Verstappen, todo lo que necesitan hacer es echar un vistazo a la advertencia de MotoGP: Marc Márquez y Honda.
La parábola de Márquez: un aviso sobre dos ruedas
Durante años, Márquez ocultó las debilidades estructurales de Honda con su talento excepcional. Conduciendo una motocicleta notoriamente difícil, ganó títulos con un dominio deslumbrante. Pero su catastrófica lesión en 2020 arrancó el barniz, exponiendo a Honda como una sombra de lo que alguna vez fue. Desde entonces, el otrora poderoso equipo ha caído al final de la clasificación de constructores, incapaz de recuperar su equilibrio a pesar de la llegada de pilotos consumados como Pol Espargaró y Joan Mir.
La partida de Márquez a Ducati, un movimiento que reformó el panorama de MotoGP, selló el destino de Honda. ¿La lección? Un talento extraordinario puede hacer que una máquina defectuosa parezca invencible, pero eliminar ese talento hace que las grietas sean imposibles de ignorar.
El valor de Verstappen: la ventaja oculta de Red Bull
Christian Horner describió una vez la sensibilidad y precisión de Verstappen como similares a las de un piloto de MotoGP, un talento excepcionalmente capacitado para extraer el máximo de una máquina de alto rendimiento. Esta ‘sensación’ ha sido la columna vertebral del dominio de Verstappen en 2024, permitiendo a Red Bull enmascarar posibles vulnerabilidades y mantenerse al frente de un campo donde Mercedes, Aston Martin y McLaren estaban acortando distancias.
Mientras que otros pilotos han tropezado ante la abrumadora velocidad de Verstappen, al igual que los compañeros de equipo de Márquez en Honda, la capacidad de Verstappen para combinar brillantez mecánica e instintiva lo ha diferenciado. No sólo es rápido: es el pegamento que mantiene el dominio de Red Bull.
El peligro de creer en la reemplazabilidad
Red Bull ha prosperado durante mucho tiempo con un sistema que, al menos en teoría, minimiza la dependencia de un solo individuo. “Nadie es más grande que el equipo”, dijo Horner en 2024 mientras circulaban rumores sobre el posible interés de Verstappen en equipos rivales como Mercedes y Aston Martin.
Sin embargo, la evidencia sugiere lo contrario. Los mejores compañeros de equipo han ido y venido en Red Bull, incapaces de prosperar a la sombra de Verstappen. El dominio del equipo depende cada vez más de su capacidad para desempeñarse a un nivel que pocos, si es que alguno, puede igualar. Perder a Verstappen no sólo crearía un vacío: podría deshacer toda la operación.
¿Un futuro sin Verstappen? mira honda
Si Red Bull quiere contemplar la vida sin Verstappen, el colapso de Honda posterior a Márquez ofrece una visión escalofriante. Al igual que Honda, Red Bull corre el riesgo de volverse demasiado dependiente de una sola estrella en detrimento de un desarrollo más amplio. La salida de Verstappen, si ocurriera, podría dejar a Red Bull vulnerable, con rivales como Mercedes y Aston Martin listos para tomar ventaja.
El paddock de MotoGP ha aprendido por las malas que ninguna hazaña de ingeniería puede compensar completamente la ausencia de talento de élite e irreemplazable. La capacidad única de Verstappen para armonizar con el coche no es algo que Red Bull pueda replicar de la noche a la mañana, sin importar cuán avanzados sean sus sistemas o cuán talentosos sean sus ingenieros.
El panorama general: el dilema de Red Bull
Verstappen ya ha insinuado que está abierto a explorar opciones fuera de Red Bull, y sus rivales informan acerca de ello. Mientras tanto, Red Bull se enfrenta a un dilema: invertir aún más para retener a su piloto estrella o fortalecer la creación de un sistema sostenible donde ningún conductor sea esencial.
Pero, como muestra la saga de Márquez, esas aspiraciones a menudo colapsan bajo el peso de la realidad. Si Red Bull deja escapar a Verstappen, corre el riesgo de entrar en un período de inestabilidad, donde incluso los pilotos de clase mundial luchan por lograr los mismos resultados.
Conclusión: el precio de la irremplazabilidad
Max Verstappen es el Marc Márquez de Red Bull, un talento generacional cuya partida podría alterar fundamentalmente la trayectoria del equipo. Si bien, en teoría, ningún piloto es más grande que el equipo, la influencia de Verstappen en el éxito de Red Bull ha demostrado lo contrario. El holandés no es sólo un engranaje en la máquina de Red Bull; él es el motor que lo impulsa.
La lección de MotoGP es clara: un talento excepcional puede elevar a un equipo a nuevas alturas, pero perderlo puede exponer vulnerabilidades que ninguna cantidad de ingenio técnico puede reparar de inmediato. Red Bull debe decidir si asegura a Verstappen a toda costa o corre el riesgo de ver colapsar su imperio, carrera tras carrera.
En la Fórmula 1, como en MotoGP, la línea entre el dominio y el declive es más delgada de lo que parece.