Jean Alesi, presidente del circuito Paul-Ricard, afirmó “Encantado por el GP de Mónaco, una institución en la Fórmula 1”. Si su vecino monegasco continúa su idilio con la categoría reina del automóvil, el circuito de Castellet, que acogió el Gran Premio de Francia de 2018 a 2022, parece estar muy bien sin la F1.
La dirección no quiso explicar cómo este viernes, pero el pasado mes de febrero, se enorgullecía de “éxito sin precedentes” de la temporada 2023, con “268 días de actividad en la pista principal de los 305 autorizados” y uno “aumento de la rentabilidad”.
El circuito convive así con el ruido de otros motores y el betún sigue comiéndose la goma. Ofrece cursos de conducción individuales de GT Drive a bordo de Porsche, Audi, Lamborghini o incluso Ferrari… y acoge cada año una treintena de competiciones. Entre ellas, la Bol d’Or de septiembre, la mítica carrera de resistencia de motos de 24 horas. Para las cuatro ruedas, se trata de la European Le Mans Series, una carrera de resistencia de 4 horas, que tuvo lugar en Le Castellet el pasado mes de mayo.
Un Gran Premio histórico anual
Cuando se dice que en Le Castellet ya no hay F1 no es del todo cierto. Después de una victoria final del cuádruple campeón del mundo Max Verstappen en 2022, Paul-Ricard ve en sus garajes monoplazas de otra época, con el histórico Gran Premio. Así, en abril de 2025, el legendario doble campeón del mundo de Fórmula 1 F25 (2005, 2006) se desempolvará y correrá para conmemorar los veinte años de la última coronación del equipo Renault. Para los puristas, esta será la oportunidad de volver a escuchar la melodía atemporal del V10 atmosférico, muy diferente del V6 con motor híbrido. Allí estarán otros coches icónicos de la F1, como el McLaren M29 o el Williams FW07B.