La justicia francesa ordena la liberación de Georges Ibrahim Abdallah, activista pro palestino detenido durante casi 40 años

La justicia francesa ordena la liberación de Georges Ibrahim Abdallah, activista pro palestino detenido durante casi 40 años
La justicia francesa ordena la liberación de Georges Ibrahim Abdallah, activista pro palestino detenido durante casi 40 años
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El tribunal de sentencia ordenó este viernes la liberación del activista pro palestino libanés, condenado a cadena perpetua por el asesinato de dos diplomáticos. La Fiscalía Nacional Antiterrorista apeló la decisión.

¿Será el adecuado para uno de los prisioneros más viejos de Francia? Después de 40 años tras las rejas, el tribunal de ejecución de pena aceptó este viernes 15 de noviembre la undécima solicitud de libertad condicional desde el 6 de diciembre de Georges Ibrahim Abdallah, este activista libanés propalestino detenido desde 1984 por complicidad en el asesinato de dos diplomáticos, un Estadounidense y un israelí. Acto seguido, la Fiscalía Nacional Antiterrorista (PNAT) apeló. La decisión final podría tomarse a principios del próximo año.

Ahora tiene 73 años y está encarcelado en el centro penitenciario de Lannemezan, en los Altos Pirineos, y puede ser liberado durante 25 años. Todas sus solicitudes de libertad condicional fueron rechazadas, excepto una en 2013, aceptada a condición de que estuviera sujeto a una orden de expulsión que, sin embargo, no había sido ejecutada por el ministro del Interior de So, Manuel Valls.

¿Regresar como héroe al Líbano?

Esta vez, las autoridades francesas no solicitan tal orden de expulsión previa al Ministerio del Interior, según supo una fuente diplomática. Además, las motivaciones del tribunal de ejecución de penas serían “mucho más positivo” que durante su última solicitud de liberación. Se dice que Abdallah obtuvo una carta de las autoridades libanesas en la que afirman que su liberación y regreso al país no constituirán una alteración del orden público. Claramente, Francia teme que sea recibido como un héroe, a pesar de que muchos libaneses han estado haciendo campaña por su liberación durante años.

Originario de una aldea del norte del Líbano, este maestro cristiano capacitado pasó más de la mitad de su vida en prisión. A principios de la década de 1980, mientras su país estaba en guerra, cofundó las Fracciones Armadas Revolucionarias Libanesas, un pequeño grupo marxista pro sirio y antiisraelí que se cobró cinco ataques, incluidas cuatro muertes, en 1981-1982 en Francia.

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“Soy un luchador, no un criminal”Siempre ha insistido en este hombre de ojos claros y barba poblada, que nunca expresó el más mínimo arrepentimiento, y que leyó mucho en prisión, donde los diplomáticos libaneses iban regularmente a verlo. El expresidente de la República Libanesa, general Michel Aoun, planteó su caso varias veces ante Emmanuel Macron. Y por primera vez en 2022, lo visitó la ministra de Justicia del Líbano, Marie-Claude Najem, de acuerdo con las autoridades francesas. En Beirut, fue defendido especialmente por Hezbollah y por viejos militantes excomunistas, como él, que se habían unido a la milicia chiíta proiraní. En los últimos meses, el Líbano ha relanzado su petición de liberación.

En Francia, a lo largo de los años, una movilización en favor de su liberación, inicialmente limitada a la extrema izquierda, había cobrado impulso, llegando hasta la premio Nobel de literatura Annie Ernaux, que lo consideraba un “víctima de la justicia estatal que avergüenza a Francia”.

Nota de Estados Unidos enviada al Muelle

Sin embargo, el 24 de octubre de 1984, fue él quien entró en una comisaría de Lyon para detener sin precedentes a un hombre que pedía ser protegido de los asesinos del Mossad que, según decía, le seguían la pista. Pero el DST –el servicio de inteligencia interna– comprende rápidamente que el individuo que domina el francés no es un turista, sino Abdel Kader Saadi, el “nombre de guerra” de Abdallah, que posee pasaporte argelino, después de haber tenido pasaportes malteses, marroquíes y yemeníes que le fueron útiles para sus numerosos viajes.

En uno de sus apartamentos en París descubrimos pistolas y radios de dos vías. Fue condenado en 1986 a cuatro años de prisión por concierto para delinquir y posesión de armas y explosivos. Luego, al año siguiente, fue juzgado por el Tribunal Especial de París por complicidad en el asesinato en 1982 de dos diplomáticos, el estadounidense Charles Ray y el israelí Yacov Barsimentov, y por el intento de asesinato de un tercero en 1984. Abdallah lo niega, reafirmando que no es “nada más que un luchador árabe”pero es condenado a cadena perpetua, mientras que el fiscal general solicitó diez años de prisión. Desde 1999, estadounidenses e israelíes se opusieron continuamente a sus solicitudes de libertad condicional. En los últimos años, confiesa un diplomático, “Washington envió una nota verbal al Quai d’Orsay para que la transmitiera al Ministerio de Justicia francés solicitándole que apelara”. ¿Qué pasará esta vez?

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