Mientras Rusia mantiene su enfrentamiento militar en Ucrania, se libra otra batalla en su propio territorio: la inflación galopante. Detrás de las cifras oficiales se esconde una realidad económica mucho más oscura, que afecta duramente la vida cotidiana de los rusos.
Cuando el precio de la mantequilla se convierte en un símbolo en Rusia
La mantequilla, un producto esencial en la mesa rusa, se ha convertido en un sorprendente ejemplo de inflación. En un año, su precio casi se ha duplicado. Este aumento de precios no se limita a la mantequilla: frutas, panes, lácteos, todo está aumentando. La causa son las sanciones económicas internacionales occidentales contra Rusia y la debilidad del rublo. Importar ingredientes esenciales ahora es mucho más caro, lo que tiene un impacto importante en los productos de consumo cotidianos.
Para frenar la inflación, el Banco Central ruso ha tomado medidas drásticas. En octubre de 2024, elevó su tasa clave del 19% al 21%, un récord desde 2003. Esta decisión pretende estabilizar los precios, pero pesa sobre empresas y hogares. Con tasas hipotecarias de alrededor del 25%, convertirse en propietario de una vivienda en Rusia es ahora un milagro. La presidenta del banco central, Elvira Nabioullina, defiende, sin embargo, una política centrada en la estabilidad: “ Sin él, el crecimiento económico sostenible es imposible. »
¿Aumenta la presión social por venir?
La inflación golpea primero a las poblaciones más vulnerables, aquellas cuyos ingresos están estancados. El Kremlin lo sabe: ignorar este problema podría reavivar las tensiones sociales. Putin, en un discurso marcado por la nostalgia soviética, insiste en la necesidad de encontrar un equilibrio entre “mantequilla y armas”. Pero este equilibrio parece cada vez más precario. Los hogares están preocupados y luchan por llegar a fin de mes.
Esta situación sitúa al Kremlin ante un dilema estratégico. Las sanciones internacionales, combinadas con la guerra en Ucrania, pesan mucho sobre la economía rusa. La inflación galopante se convierte en una cuestión política importante: ¿cómo mantener la estabilidad sin comprometer el esfuerzo bélico? Rusia, atrapada en esta doble batalla, lucha por encontrar soluciones viables a corto plazo.
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