Neuchâtel y Ginebra votaron con más fuerza en contra del proyecto, con un 65,6% y un 65,5% respectivamente. Le siguen los jurásicos (63,2%) y los vaudois (62,3%).
En Friburgo, el 56,6% de los votantes dijo que no. Se siente el límite lingüístico. La parte francófona rechazó claramente el proyecto, a diferencia de la parte germanófona. El mismo escenario en Valais, donde los Altos y los Bajos no votaron de la misma manera. El cantón rechazó la reforma con un 53,5%.
Más allá de Sarine, el resultado es bastante diferente. Todos los cantones votaron a favor del EFAS. En Zúrich, la reforma recibió el apoyo del 57,7% de los votantes. Berna dijo que sí con un 53,4%, pero la parte francófona del cantón rechazó la reforma. El Tesino también está del lado del sí, con un 50,5%.
En total, los partidarios de la reforma obtuvieron 1.302.528 votos, frente a 1.140.791 de los opositores. La tasa de participación fue del 44,9%.
Todos los actores involucrados
Hoy en día coexisten tres formas diferentes de financiación para el tratamiento ambulatorio y hospitalario, así como para la atención a largo plazo. Los cantones pagan mediante impuestos el 55% de las facturas de los pacientes hospitalizados y alrededor del 46% de los cuidados de larga duración. Pero no contribuyen a los costes del sector ambulatorio, que son enteramente responsabilidad de las compañías de seguros y, por tanto, de los pagadores de primas.
En el futuro, los cantones deberán pagar al menos el 26,9% por todo tipo de prestaciones; podrán contribuir más. El 73,1% restante será financiado por las aseguradoras y, por tanto, por las primas de los seguros de salud, independientemente del proveedor y del lugar donde se presten los servicios.
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