París a veces adquiere el aspecto de un pueblo, donde las noticias se difunden a la velocidad de la luz. En la esquina de la calle Saint-Maur y la calle Faubourg-du-Temple (10º), los habituales hablan de la muerte del día anterior. “Una prostituta mató a un cliente”, dice un hombre que se sienta en la terraza, seguro de su hecho, conversando con algunos vecinos del lugar. “Con un cuchillo”, insiste en precisar su vecina.
Las comprobaciones están en marcha y la fiscalía de París ha confiado la investigación al segundo distrito de la policía judicial, manteniendo la calificación de asesinato. “Los testigos oyeron ruidos de lucha en una casa de la calle Saint-Maur e intervinieron, descubriendo a un hombre en el suelo, cuya muerte fue constatada el jueves poco después de las 22 horas”, precisa la fiscalía. La joven, de 27 años, fue detenida cuando salía del alojamiento y puesta bajo custodia policial. “Habría confiado a los primeros testigos que había tenido una disputa violenta con el cliente de un servicio sexual remunerado”, añade la fiscalía.
Un vecino cree haber visto poco antes a este ecuatoriano empujando la puerta roja que da acceso a un patio y al apartamento en cuestión. “Vino a casa varias veces, seguida cada vez por un hombre diferente, se notaba que eran clientes, yo estaba fumando un cigarrillo, ella me saludó”, explica, sin sorprenderse de que los pisos estén alquilados para la prostitución. “Es común en el barrio”, admite. Lo que pasó después, la llegada de la policía, el cuchillo… Fueron los vecinos quienes se lo contaron. Había regresado a casa para presenciar el partido Francia-Israel.
Según las primeras informaciones, fue la propia joven quien alertó a los servicios de emergencia, información que por el momento no ha sido confirmada. También indicó que había tirado el cuchillo en un bote de basura del vecindario, que fue encontrado y sellado.
El apartamento también fue sellado, se requirió burocracia, con las palabras “asesinato” en los antecedentes penales. Está ubicado en la planta baja de un edificio de cinco plantas con fachada decrépita. Allí viven una treintena de familias y tres empresas, entre ellas una agencia inmobiliaria. En la planta baja el alojamiento tiene mejor pinta, los vecinos indican que han sido reformados y que son alquileres de temporada. Se ven varios cuadros de llaves. “A menudo vemos pasar gente con maletas”, dice un vecino. Los intentos de contactar con el propietario del alojamiento este viernes hasta el momento han sido infructuosos.
Corresponde a la policía desentrañar las circunstancias de esta tragedia, ocurrida en el mundo de la prostitución donde la violencia es cada vez más evidente. Desde el verano pasado, cinco trabajadoras sexuales han sido asesinadas en París y Aubervilliers (Seine-Saint-Denis) por clientes.
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