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exclusión del Polisario y cuestiones de la asociación

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La ciudad de Sochi fue el escenario del primer foro de asociación ministerial entre Rusia y África. El acontecimiento está marcado por la notable y señalada ausencia del Frente Polisario. Esta exclusión, lejos de ser fortuita, ilustra la sutil estrategia de Moscú encaminada a cultivar alianzas sólidas con estados clave del continente, evitando al mismo tiempo entidades no reconocidas que podrían comprometer sus ambiciones geopolíticas.

Lejos de ser centro de atención, esta elección rusa envía una fuerte señal sobre la posición de Rusia frente a las disputadas reivindicaciones territoriales y los equilibrios políticos regionales. Mientras Moscú navega por un tenso contexto de confrontación con Occidente, exacerbado por la guerra en Ucrania, la diplomacia rusa parece querer centrarse en asociaciones estatales sólidas y evitar cualquier factor potencialmente divisivo.

La cooperación redefinida en un contexto geopolítico tenso

La iniciativa de Moscú llega en un momento en que sus relaciones con Occidente están en crisis. El presidente ruso, Vladimir Putin, y su ministro de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, están tratando de reposicionar a Rusia como el aliado favorito de África, una estrategia crucial para contrarrestar la influencia occidental. La exclusión del Polisario del foro no hace más que reforzar este enfoque, subrayando el deseo de Rusia de alinearse con Estados cuyo reconocimiento internacional es indiscutible.

El encuentro de Lavrov con el Ministro de Asuntos Exteriores marroquí, Nasser Bourita, al margen de este foro, ilustra también la importancia que Rusia concede al Reino de Marruecos, actor central en la región y aliado estratégico en diversos ámbitos, incluida la lucha contra el terrorismo. Mientras Marruecos consolida su posición como socio esencial en África, Rusia parece querer capitalizar esta dinámica para ampliar su influencia.

Uno de los temas centrales de este foro fue la lucha contra el terrorismo, un tema importante para muchos países africanos que enfrentan inestabilidad regional y amenazas transfronterizas. Varios países africanos han pedido colaboraciones más fuertes para contrarrestar las amenazas transfronterizas.

Este enfoque coincide con la oferta rusa de apoyo en materia de seguridad y experiencia militar. A pesar de las críticas occidentales que acusan a Moscú de reforzar su presencia militar al amparo de asociaciones, estos acuerdos siguen siendo esenciales en un contexto de amenazas crecientes.

La cooperación ruso-africana en esta área ha sido aclamada como un modelo de coordinación de seguridad, a pesar de las críticas occidentales que acusan a Moscú de utilizar sus compromisos de seguridad para fortalecer su presencia militar y política en África. Sin embargo, las asociaciones de seguridad siguen siendo cruciales en un contexto en el que países como Nigeria, los del Sahel y otras regiones están experimentando un aumento de los ataques terroristas.

Las fronteras africanas y la estrategia de Moscú

Para Rusia, que busca fortalecer su presencia en el continente, el énfasis puesto en la estabilidad y la protección de las fronteras es una oportunidad para establecer una asociación basada en el respeto a la soberanía estatal. Este enfoque permite a Moscú fortalecer su imagen de aliado respetuoso y pragmático, dispuesto a cooperar sin interferencias directas, contrariamente a la percepción de ciertas intervenciones occidentales consideradas intrusivas.

Esta posición podría atraer a los países africanos que deseen diversificar sus asociaciones estratégicas y escapar de la influencia exclusiva de las potencias occidentales. Al ofrecer soluciones tecnológicas, entrenamiento militar y asociaciones de investigación y desarrollo, Moscú se posiciona como una alternativa seria para los estados que desean fortalecer su autonomía de seguridad.

El foro de Sochi destacó el deseo de Rusia de forjar relaciones basadas en la no interferencia y el respeto mutuo, un discurso que resuena particularmente bien en un continente marcado por décadas de intervenciones externas a menudo controvertidas. Al enfatizar la necesidad de respetar las opciones soberanas de las naciones africanas y al mismo tiempo proponer acuerdos de cooperación justos, Moscú está fortaleciendo su credibilidad y legitimidad como socio estratégico.

La exclusión del Polisario, lejos de ser un simple detalle protocolario, subraya el enfoque estratégico de Rusia que favorece las asociaciones estatales reconocidas y evita posiciones que podrían generar tensiones innecesarias. Para Moscú, el desafío es claro: consolidar alianzas duraderas y presentar un modelo de cooperación que se ajuste a un marco generalmente pacífico, lejos de las fricciones ideológicas y políticas que suelen caracterizar las relaciones con Occidente.

En resumen, el foro de Sochi ilustra la forma en que Rusia está redefiniendo sus relaciones con África, jugando con el pragmatismo y evitando tensiones innecesarias. La exclusión del Polisario encarna esta estrategia destinada a fortalecer alianzas duraderas y establecer la influencia de Moscú en la escena internacional. Éste es sólo un ejemplo entre otros de cómo Moscú pretende jugar su carta en África, haciendo malabares hábilmente con pragmatismo y estrategia.

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