Casi una semana después del inicio de las inundaciones que dejaron al menos 217 muertos en el sur y el este de España, los servicios de emergencia siguen buscando posibles nuevas víctimas.
Seis días después de las inundaciones que dejaron al menos 217 muertos en España, los servicios de emergencia continuaron el lunes 4 de noviembre sus búsquedas en Valencia, donde las autoridades todavía temen que aumente el número de muertos.
Es en esta región donde el costo humano es mayor, con 213 muertes registradas. El peaje podría aumentar aún más, ya que muchos aparcamientos subterráneos completamente inundados aún no han sido inspeccionados.
Preocupación por los aparcamientos subterráneos
“Al principio había una morgue habilitada para unas 100 víctimas, pero rápidamente comprendimos que no sería suficiente”, explicó durante una rueda de prensa el general Javier Marcos, jefe de la Unidad de Emergencia Militar (UME). “Hemos planeado una morgue con capacidad para 400 muertos hoy”, continuó.
Al día siguiente de una jornada caótica, durante la cual una multitud enfurecida saludó con insultos y lanzamientos de barro la visita del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y del rey Felipe VI a una de las localidades más afectadas por las inundaciones, la prioridad es la localización de los restos desaparecidos, la El número exacto de los cuales nunca ha sido comunicado por las autoridades.
El número final de muertos podría ser mayor y las autoridades están especialmente preocupadas por la situación en muchos aparcamientos subterráneos, que están completamente inundados y que aún no han sido completamente inspeccionados.
Este es especialmente el caso del aparcamiento de Bonaire, un gran centro comercial en Aldaia, una localidad de 31.000 habitantes en las afueras de Valencia. Con una capacidad de 5.700 plazas, casi la mitad de ellas en el sótano, este último está completamente inundado.
“El centro comercial está devastado en su parte superior. Y en la parte inferior es una terrible incógnita. No estamos seguros de qué nos vamos a encontrar”, dijo el alcalde de Aldaia, Guillermo Luján, a la televisión pública TVE.
En los últimos días, el personal de la UME, que responde a catástrofes naturales, ha instalado numerosas bombas para comenzar a evacuar el agua. “Se están utilizando todos los medios de las Fuerzas Armadas para secar este estacionamiento, pero son millones de litros”, admitió el general Javier Marcos. Los buzos lograron penetrar bajo tierra, sin haber encontrado hasta el momento ningún cuerpo.
El lunes por la mañana, la policía confirmó que no había encontrado víctimas en los primeros 50 vehículos inspeccionados. El lunes por la mañana, la Agencia Meteorológica Española (Aemet) aseguró oficialmente que la situación de “crisis meteorológica” había terminado en la Comunidad Valenciana.
Cataluña muy afectada
Pero la preocupación se desplazó a mitad del día unos 350 kilómetros más al norte, hasta Barcelona, puesta en alerta roja. Las lluvias torrenciales provocaron cancelaciones o retrasos muy importantes en unos 70 vuelos en el aeropuerto. Otros dieciocho vuelos también tuvieron que ser desviados. El tráfico de trenes de alta velocidad entre Barcelona y Madrid también se vio afectado.
España: todavía cientos de desaparecidos – 04/11
Impresionantes imágenes, ampliamente difundidas en las redes sociales, mostraban también vehículos bloqueados en una autopista cercana a la capital catalana o calles inundadas en localidades vecinas. La alerta roja de la Aemet finalizó a primera hora de la tarde.
En las comunidades más afectadas por las inundaciones de la semana pasada, la ira y la angustia prevalecen seis días después de la tragedia. Muchas calles siguen atascadas con montones de coches, barro y basura, y las casas siguen sin teléfono ni electricidad.
“Nací aquí y lo perdí todo”, dijo Teresa Gisbert, residente de Sedavi, otra ciudad afectada por el desastre en los suburbios de Valencia. En su casa se ve una línea oscura de barro de un metro de largo por donde ha penetrado el agua. “Nos dijeron ‘alerta de lluvia’ pero deberían habernos dicho ‘inundación’”, lamenta esta mujer de 62 años.
Este domingo 3 de noviembre, ese sentimiento de impotencia se transformó en un torrente de ira cuando el rey Felipe VI y la reina Letizia acudieron con Pedro Sánchez y el presidente conservador de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, a Paiporta, municipio considerado el epicentro de la tragedia. “¡Asesinos! ¡Asesinos!”, gritaron los residentes exasperados. Algunas personas arrojaron barro y objetos diversos a la comitiva, mientras se lanzaban insultos contra el presidente del Gobierno y Carlos Mazón, que fueron rápidamente evacuados por los servicios de seguridad.
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