En Sudáfrica, esta semana comenzó una operación para intentar rescatar a cientos de mineros ilegales atrapados bajo tierra en una mina de oro en desuso en Stilfontein, a unos 150 kilómetros al suroeste de Johannesburgo.
La justicia ordenó al gobierno sudafricano organizar esta operación de rescate, mientras que las muertes se cuentan por decenas después de que las autoridades cortaran las rutas de suministro de alimentos a los mineros el pasado mes de noviembre.
Demacrados, con la ropa sucia y rota, descalzos o flotando con botas de goma demasiado grandes, los mineros ilegales resurgen en pequeños grupos.
Luego, la jaula, suspendida al final de un cable y accionada por un cabrestante, vuelve a sumergirse en el pozo, a dos kilómetros de profundidad.
Escuche el informe en Stilfontein…
>Una reacción demasiado tarde
Según Mzukisi Jam, portavoz de Sanco, una organización de la sociedad civil, la operación de rescate llegó demasiado tarde: “Estuvimos en contacto con el gobierno cuando no había ni un solo muerto. Pero esperaron a que muriera gente. Fue una masacre la que se cometió. La situación bajo tierra es tan terrible que algunos consumieron carne humana.
El año pasado, debido a que los mineros entraron deliberada e ilegalmente en la mina de Stilfontein, las autoridades adoptaron una línea dura, bloqueando sus suministros de alimentos para obligarlos a salir y poder arrestarlos. Dos meses después, la situación se deterioró dramáticamente.
Frente a la mina, cuyo acceso todavía está bloqueado por la policía, se encuentran unas decenas de manifestantes. Al visitar Stilfontein el martes, el Ministro de Recursos Minerales, Gwede Mantashe, reiteró que el gobierno sería firme con los mineros ilegales.
Según él, “Si algo debe cambiar con respecto a los mineros ilegales es que debemos intensificar la lucha contra esta actividad. Es un crimen, un ataque a la economía”.
Un sentimiento de abandono
Pero para los familiares de los mineros se trata sobre todo de salvar vidas humanas, lamenta Zinzi Tom, cuyo hermano se encuentra entre los mineros de oro que siguen atrapados bajo tierra.
“Rogamos al gobierno, ella explica. Pero su posición siempre ha sido la de decir que son criminales. ¡Pero tienen derecho a vivir! El gobierno sólo se preocupa por nosotros cuando queremos nuestros votos”.
Desde el lunes se han recuperado alrededor de un centenar de supervivientes y 36 cadáveres.