lo esencial
El 8 de septiembre de 2023, a primera hora de la mañana, Raphaël Gerveaux murió en un accidente de tráfico en Trentels, en Lot y Garona. Tenía sólo 16 años. Si bien el juicio está previsto para el 5 de febrero, su madre quiere más que nada mantener su memoria.
Han pasado casi 18 meses desde que tuvo que aprender a vivir sin él. De la noche a la mañana, su casa de Penne-d’Agenais quedó en silencio, ante la ausencia de Raphaël. Pero su espíritu sigue ahí para acompañarlo en este camino de reconstrucción, el que tomamos cuando hemos perdido a un hijo. Laëtitia Sánchez-Bravo ve llegar un plazo importante dentro de unas semanas: la audiencia en el tribunal de Agen que se centrará en la muerte de esta adolescente de 16 años. “Una bola de amor”, sonrió con los ojos húmedos. El niño era un bebé hermoso, adorado por sus amigos. En la universidad Damira-Asperti de Penne, no es el más diligente y le gusta hacer el payaso. “Cuando releo los cuadernos de su corresponsal, me río”, dice Laëtitia.
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Muerte a los 16 años, atropellada por una furgoneta antes del amanecer en Trentels
Fue al descubrir el MFR de Pujols que tuvo una revelación: el entorno escolar tradicional no era para él. Allí toca varias disciplinas y afina su elección en cuanto a su dirección profesional. Será un carnicero y se crea inmediatamente el vínculo con el propietario de una nueva carnicería en Saint-Vite, Coliviandes. En septiembre de 2023, Raphaël comienza su segundo año de aprendizaje. Todos los días, sale de madrugada para contratar a las 6 de la mañana. El jefe de la carnicería Fumélois elogió a Raphaël: “quería contratarlo en cuanto terminara su aprendizaje”, recuerda Laetitia. Pero este viernes por la mañana, el carnicero no ve llegar a su aprendiz. Advierte a los padres. Su madre, que tiene una estrecha relación con el adolescente, intenta llamarlo, en vano. Con su teléfono consigue geolocalizarlo: lleva 20 minutos en Trentels, inmóvil.
La “falta de delicadeza” de algunos respecto a las circunstancias del accidente
El padre de Raphaël acudió inmediatamente al lugar, donde vio una hilera de camiones de emergencia y agentes de policía. “Lo entendí inmediatamente”, respira Laëtitia. Ella ya pasó por una experiencia similar: su primer hijo, nacido unos años antes, sólo vivió unos días. Instintivamente, le viene a la mente el peor de los casos. Se toma la carretera de Dordoña, donde se encuentra, hacia el valle del Lot. En moto, pero acompañado. Fue en medio del camino a casa cuando se enteró de que el accidente había resultado mortal para su hijo. “Me desplomé en el suelo”.
Al llegar a Trentels, intenta obtener una explicación de los gendarmes. Vagamente se habla de furgoneta, de adelantamientos peligrosos… “Ahí me digo que alguien me mató”. Tratando de entender lo impensable. Laëtitia también debe afrontar, además del duelo, los comentarios, las señalaciones, la “falta de delicadeza” de algunos sobre las circunstancias del accidente. Aunque ella dudaba mucho en permitirle adquirir un vehículo de dos ruedas, “su motocicleta era su libertad”, sostiene la madre de Raphaël. También es necesario ir todos los días desde Penne a Saint-Vite. “Siempre le dije que tuviera cuidado porque tenía miedo de los demás”. Ella conoce muy bien los peligros del motociclismo…
Desde este trágico viernes, Laëtitia ha tenido “la suerte de estar rodeada” de apoyo de todos los ámbitos de la vida y “especialmente de amigos” de su hijo. “Quieren estar allí durante el juicio”, informa Laëtitia. Quieren comprender, conocer los detalles de lo que ocurrió el 8 de septiembre de 2023. Para los Pennoise, este plazo legal es sobre todo una oportunidad para poner “todas las cosas en su lugar”. Y poner fin al trámite para dedicarse, íntegramente, a la memoria de su hijo.
Un ensayo para “poder avanzar con tranquilidad”
El miércoles 5 de febrero, un hombre de unos sesenta años será citado ante el tribunal de Agen. Él es quien estaba al volante de la furgoneta que atropelló al joven Raphaël. Los indicios obrantes en el expediente muestran un exceso de velocidad por parte del hombre de sesenta años, cuando el adolescente circulaba por debajo de los 50 km/h. Y que su iluminación estuviera operativa. Para Laëtitia, este proceso debe demostrar sobre todo que el conductor “no lo vio” y “que fue la imprudencia de otro lo que provocó su muerte”. “Después de esta prueba, aunque no podamos pasar página, espero poder seguir adelante con calma”.
El arco de Rafael, creado en su cumpleaños número 18.
29 de diciembre de 2024, una fecha importante que Laëtitia Sanchez-Bravo quería celebrar: el 18 cumpleaños de Raphaël. Había pasado poco más de un año desde que el adolescente se fue. Mientras tanto, su madre ya había tenido la oportunidad de reunir gente para honrar su memoria. “Necesito hacerlo existir, pero sobre todo tengo miedo de que la gente lo olvide”, asegura Pennoise. Por ejemplo, un lanzamiento de linterna sobre el Lot reunió a 150 personas. A punto de cumplir 18 años, quiso “celebrar” este cumpleaños alquilando una habitación y reuniendo a los amigos de Raphaël. Pero cuanto más se acercaba la fecha límite, más sentía la necesidad de volver a centrarse en sí misma.
Entonces decidió crear el “Arca de Rafael”. No una asociación, sino una empresa que le permite vender las pulseras que ella fabrica. Algo que siempre amó hacer. “Una de las pulseras lleva su nombre”, dice Laetitia. Piedras de vitalidad adornan esta joya. Ya ha vendido 50, “hasta Charente”. “Su luz viaja”, suspira. El taller se desarrolló en la habitación del adolescente, “mezclé mis cosas con las de él. » Este enfoque es bueno para su moral. Como un intercambio, dentro de una asociación compuesta únicamente por padres en duelo. “Es importante poder hablar con personas que han experimentado lo mismo que tú. Estamos todos en el mismo barco…”