El 15 de diciembre, dos petroleros rusos encallaron durante una tormenta en el estrecho de Kerch, en Crimea. “Las consecuencias negativas en términos de ecología son inevitables”, afirmó el Kremlin.
Las autoridades rusas informaron el sábado 28 de diciembre de una situación “crítica” debido al derrame de petróleo provocado por el hundimiento de petroleros a mediados de diciembre entre Rusia y la anexada Crimea, que declaró el estado de emergencia.
“La situación es realmente crítica, lamentablemente las consecuencias negativas en términos ecológicos son inevitables”, declaró el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, citado por las agencias de noticias rusas.
Pidió a las autoridades gubernamentales que hagan “los máximos esfuerzos” para hacer frente a las consecuencias del derrame de miles de toneladas de fueloil, especialmente en las playas del suroeste de Rusia.
“No se detectó contaminación repetida”
“Desafortunadamente, por el momento es imposible calcular el alcance de los daños causados al medio ambiente, pero los especialistas realizan este trabajo periódicamente”, añadió Dmitri Peskov.
El líder de Crimea, península ucraniana anexionada en 2014 por Rusia, Serguei Aksionov, anunció en Telegram que había declarado el estado de emergencia “debido al vertido de productos petrolíferos en el estrecho de Kerch”, que conecta los dos territorios.
El Ministerio de Transportes ruso se mostró tranquilizador al anunciar el sábado por la mañana que “todas las zonas de contaminación identificadas en la zona acuática han sido limpiadas” y que “no se ha detectado ninguna contaminación repetida”.
“Persiste la amenaza de una nueva fuga de fueloil en el Mar Negro debido a los petroleros hundidos y sus vertidos en la costa”, matizó, sin embargo, el ministro de Situaciones de Emergencia, Alexander Kourenkov.
Puesta a tierra de dos petroleros
El 15 de diciembre, dos petroleros rusos, el Volgoneft-212 y el Volgoneft-239, encallaron durante una tormenta en el estrecho de Kerch. Los barcos transportaban 9.200 toneladas de fueloil, de las cuales alrededor del 40% podrían haberse derramado en el mar, según las autoridades rusas.
Miles de voluntarios se han movilizado para limpiar las playas del suroeste de Rusia, una región turística que ha visto su arena manchada de gasóleo pegajoso. Pero, según los científicos, su equipamiento no es suficiente.
El presidente Vladimir Putin reconoció la semana pasada que se trataba de un “desastre ecológico”, que podría contaminar hasta 200.000 toneladas de suelo.