El vínculo especial entre Dibu Martínez y la afición del Aston Villa se hace cada vez más evidente. Mientras continúan las dificultades del Manchester City en la Premier League, deslizándose hasta la sexta plaza y fuera de los puestos de clasificación para la Liga de Campeones, el equipo que dirige el técnico catalán también está al borde de la eliminación en la actual competición europea tras una decepcionante actuación en la segunda grupos de fases.
Ha habido pocos momentos de negatividad tan profunda en la carrera de Guardiola. En sus últimos doce partidos en todas las competiciones, los Citizens han sufrido nueve derrotas. Es dramático. El City no sólo extraña a Rodri, el ganador del Balón de Oro que actualmente se rehabilita de una cirugía, sino que también añora el hermoso juego del que alguna vez presumió en el escenario del fútbol mundial.
A pesar de ser el equipo que empezó el partido, el City enfrentó peligro ya a los 17 segundos, cuando el croata Josko Gvardiol falló un pase hacia atrás destinado a su portero, Stefan Ortega Moreno. John McGinn interceptó y el colombiano Jhon Durán intentó buscar el arco desde fuera del área, pero Ortega logró desviar a córner.
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Aquel saque de esquina por la derecha propició el momento más polémico de la primera parte: todo el público del Aston Villa explotó cuando el balón entró en la red, pero no traspasó del todo la línea ante el suspiro de Ortega, después de que Pau Torres desviara un córner de McGinn. .
Durante la primera mitad, Dibu Martínez solo enfrentó un disparo serio de Phil Foden, pero antes de eso, el portero jugó un papel crucial para ganar la apertura del Aston Villa. Martínez retuvo el balón esperando la presión antes de enviar un pase directo a Youri Tielemans, quien ofreció una opción cerca del círculo central. El centrocampista se giró y lanzó un brillante pase largo a Morgan Rogers, quien se lo pasó a Durán para que rematara.
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El gol de Durán le dio la ventaja al Aston Villa.
Al final del primer tiempo, en el tiempo de descuento, Dibu recibió una tarjeta amarilla en medio de protestas y salió al vestuario con claras muestras de frustración por la situación. Sin embargo, resultaría ser una anécdota menor en el gran esquema del partido.
Los siguientes 45 minutos continuaron siendo dramáticos para el Manchester City. En el minuto 50, Durán volvió a hacer una carrera peligrosa entre los defensores y se enfrentó a Ortega, pero se marcó fuera de juego justo antes de encontrar la red. La expresión de Guardiola reflejaba consternación.
Luego, en el minuto 65, tras una secuencia en la que el poste salvó al City, Rogers duplicó la ventaja del Aston Villa hasta el 2-0 en otro intento de superar la alta defensa visitante. McGinn creó espacio y cuando se dio cuenta de que no podía disparar, ayudó a Rogers, que se acercaba por la izquierda. Guardiola, visiblemente frustrado, dio una patada al aire decepcionado.
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Rogers amplió el margen antes de que Foden cerrara la brecha.
Cuando se acercaba el minuto 75 de la segunda mitad, Dibu enfrentó otro disparo, esta vez de Foden, que manejó con confianza. Momentos después, se anticipó al movimiento de Erling Haaland e interceptó un avance peligroso. Guardiola pidió más a sus jugadores; pidió agresión, acción y determinación para seguir adelante. Sin embargo, sus jugadores parecían carecer de esas señales y parecían más jugadores que entendían el juego mejor que su propio equipo.
En los minutos finales, la emoción la creó el propio Foden, que anotó para reducir el déficit a 2-1 después de que Lucas Digne manejara mal el balón en el área y cayera. El error desembocó en gol, pero no inspiró a los visitantes la esperanza de alterar la narrativa del partido. Dibu guardó el último centro de una fría tarde inglesa, aún más fría para Guardiola y sus jugadores, que pasaron de sonrisas frecuentes a cabezas inclinadas al salir del terreno de juego.