En los últimos días se han logrado nuevos avances en las negociaciones para poner fin a la guerra en Gaza, según una fuente cercana al equipo del presidente electo Donald Trump. Sin embargo, surgió un obstáculo importante: Hamás informó a los mediadores que no podía determinar el número exacto de rehenes en su poder, lo que retrasó la publicación de los detalles de un posible acuerdo.
El plan de alto el fuego propuesto incluiría tres fases, y la primera duraría entre 40 y 60 días. Según el Jerusalem Post, una de las dificultades reside en el calendario de esta primera fase, que coincidiría con la toma de posesión de Donald Trump. Hamás teme que el nuevo presidente estadounidense autorice a Benjamín Netanyahu a reanudar las operaciones militares en Gaza inmediatamente después de esta fase inicial.
El equipo de Trump participa activamente en las negociaciones. Su enviado para Oriente Medio, Steve Witkoff, y su enviado para asuntos de rehenes, Adam Boehler, realizaron recientemente varias visitas a Israel, Egipto, Arabia Saudita, Jordania y Qatar para coordinar esfuerzos con “países amigos”.
Estados Unidos percibe un “deseo real” por ambas partes de poner fin al conflicto, “más que nunca”. Sin embargo, el Departamento de Estado de EE.UU. sigue siendo cautelosamente optimista, y Matthew Miller subraya que “el realismo amortigua en gran medida” este optimismo.
Fuentes israelíes citadas por Yedioth Ahronoth indican que la disputa actual gira principalmente en torno al número de rehenes vivos que Hamás liberaría como parte del acuerdo. Hamás busca garantías de que Israel no reanudará sus operaciones militares tras la primera fase, propuesta que Israel rechaza según fuentes del Jerusalem Post.
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