Según revelaciones de Jeune Afrique, el megaproyecto de gas Grand Tortue Ahmeyim (GTA), situado en la frontera marítima entre Senegal y Mauritania, podría sufrir un nuevo revés importante. No sólo se ha retrasado su puesta en marcha al primer semestre de 2025, sino que su fase 2 podría verse comprometida.
El proyecto, que ya ha sufrido varios aplazamientos (inicialmente previsto para 2022, luego aplazado a 2023, antes de posponerse al segundo semestre de 2024), se enfrenta a importantes obstáculos técnicos. Un ejecutivo de BP, citado por la revista, atribuye este nuevo retraso a “dificultades técnicas encontradas en el desarrollo de un proyecto tan complejo como GTA”.
Esta situación se produce en un contexto especialmente delicado para BP, principal operador que posee el 61% de las acciones del proyecto, junto a Kosmos Energy (29%) y las empresas nacionales Petrosen y SMHPM (10%). El gigante británico, que ya vendió sus descubrimientos de gas de Yakaar-Teranga en Senegal en octubre de 2023 y de BirAllah en Mauritania en abril de 2024, parece ahora reacio a comprometerse con la fase 2 del proyecto.
Esta segunda fase, que debía duplicar la producción de GNL de 2,5 a 5 millones de toneladas métricas por año, ahora parece estar comprometida. Varios factores explican esta situación, según JA: la voluntad de renegociar los contratos expresada por los presidentes Bassirou Diomaye Faye de Senegal y Mohamed Ould Ghazouani de Mauritania, así como las persistentes discrepancias sobre el coste del petróleo, es decir, la parte de la producción destinada a reembolsar los costes de desarrollo.
El clima de tensión es palpable entre las partes interesadas. Según Jeune Afrique, Dakar exigió recientemente a BP aclaraciones sobre los nuevos plazos. Un funcionario senegalés, citado por la revista, confirma: “Estamos esperando una respuesta de BP sobre la nueva fecha de inicio de funcionamiento del GTA”, precisando que las proyecciones actuales se basan en un inicio “entre finales de marzo y principios de abril de 2025”.
A pesar de la instalación en mayo pasado de una unidad flotante de producción y almacenamiento de gas, elemento crucial para las operaciones, persisten las incertidumbres. Esta infraestructura debía asegurar el tratamiento inicial del gas antes de su traslado a una unidad de licuefacción situada aproximadamente a 10 kilómetros de la costa.
Ante esta evolución, BP, dirigida por Murray Auchincloss, mantiene una posición cautelosa, favoreciendo, según sus declaraciones recogidas por el periódico, “el inicio seguro y eficiente de la fase 1”. La empresa no quiso responder a las peticiones de la revista Panafricana sobre estas nuevas complicaciones.
Estos sucesivos retrasos y el aumento de los costes de los proyectos han afectado considerablemente la reputación de BP en la región, poniendo en peligro uno de los proyectos de gas más importantes de África Occidental, cuyos beneficios económicos esperan con impaciencia los dos países afectados.
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