El general Kirillov, de 54 años, sancionado en octubre por Londres por presunto despliegue de armas químicas en Ucrania, es el militar ruso de mayor rango asesinado en Moscú desde el inicio de la ofensiva rusa contra su vecino ucraniano en febrero de 2022. La unidad que dirigía no se ocupa del arsenal nuclear que posee Rusia.
El Kremlin y Vladimir Putin aún no se han pronunciado al respecto.
“El sonido de la explosión fue muy fuerte”
El asesinato de Igor Kirillov, un hecho poco común en la fuertemente protegida capital rusa, fue inmediatamente reivindicado por los servicios de seguridad ucranianos (SBU), que ya habían acusado el lunes al general ruso de “crímenes de guerra” por haber ordenado, según Kiev, la uso de armas químicas contra las tropas ucranianas.
“Es una operación especial del SBU”, dijo una fuente de los servicios de seguridad ucranianos. Según los investigadores rusos, el artefacto explosivo fue colocado en un scooter estacionado cerca de la entrada de un edificio residencial en la avenida Ryazansky de Moscú. La explosión rompió las ventanas de varios apartamentos y se desplegó un cordón policial a su alrededor. La entrada al edificio sufrió graves daños.
“El sonido de la explosión fue muy fuerte”, dijo Mikhail Mashkov, un estudiante de 19 años que vive en un edificio cercano. “Hay una obra en construcción cerca y a menudo hay ruido, pero ni siquiera pensábamos que pudiera haber sucedido algo tan terrible”, dijo Anastassia Magomedova, ama de casa de 39 años. “Entonces vimos a mucha policía y quedó claro que algo (inusual) había sucedido”, añadió.
Un “crimen sin precedentes”
“En Moscú se ha cometido un crimen sin precedentes”, escribió el diario ruso. Kommersant en su sitio. El general Kirillov fue quien “habló, durante sus sesiones informativas, sobre los laboratorios estadounidenses de armas biológicas en Ucrania”, de lo que Moscú acusó a Washington, recuerda Kommersant.
En el cargo desde abril de 2017, Igor Kirillov fue sancionado en octubre por el Reino Unido por “desplegar armas químicas bárbaras en Ucrania”. El lunes, víspera del asesinato del general, los servicios de seguridad ucranianos (SBU) lo acusaron, en un comunicado de prensa, de ser responsable del “uso masivo de armas químicas” contra las fuerzas ucranianas.
Desde febrero de 2022 se han registrado más de 4.800 casos de uso de “municiones químicas” por parte del ejército ruso, aseguró el SBU. Las autoridades rusas han rechazado repetidamente estas acusaciones, calificándolas de “absurdas”.
Un “intento de intimidación”
Las reacciones de los líderes rusos no tardaron en llegar. “Los intentos de intimidar a nuestro pueblo, detener el avance del ejército ruso y sembrar el miedo están condenados al fracaso”, respondió el expresidente ruso Dmitri Medvedev, conocido por sus diatribas contra Kiev y contra Occidente desde 2022.
Viacheslav Volodin, presidente de la Duma, elogió por su parte la carrera de Igor Kirillov, “un soldado profesional”, “un patriota”. También se guardó un minuto de silencio durante una sesión de la cámara baja del parlamento.
La portavoz de la diplomacia rusa, María Zajárova, lamentó en Telegram la pérdida de un general “intrépido”, que luchó “por la patria y por la verdad”. Por su parte, el vicepresidente del Consejo de la Federación, la cámara alta del Parlamento ruso, Konstantin Kosachev, prometió que “los asesinos serán castigados. Sin duda y sin piedad.
El lunes, el presidente ruso, Vladimir Putin, hizo balance de los combates de 2024 en Ucrania, durante una reunión con responsables del Ministerio de Defensa, saludando el ritmo del avance de sus tropas y teniendo “la iniciativa” en todo el frente al final de este “año crucial”. “Según una pista, el ataque podría haber sido preparado para esta reunión en el Ministerio de Defensa con la participación de Vladimir Putin”, afirma el diario Kommersant.
