El ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, y su partido de extrema derecha, Otzma Yehudit, votaron en contra del presupuesto del Estado de Israel para 2025 el lunes por la noche, marcando una división significativa dentro de la coalición gobernante. Esta oposición, sin embargo, no impidió la adopción en primera lectura del proyecto de presupuesto, fijado en 609 mil millones de shekels (155 mil millones de euros). El desacuerdo estalló tras la cancelación de una reunión de líderes de la coalición sobre el despido del fiscal general Gali Baharav-Miara. En un comunicado, el partido de Ben Gvir criticó a sus socios de coalición por su trabajo en un acuerdo de rehenes “irresponsable”, recortando el presupuesto de su ministerio y negándose a presentar una resolución sobre el despido de Baharav-Miara.
Esta crisis provocó un enfrentamiento directo entre Ben Gvir y el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich. “Fuimos elegidos para gobernar. No tiene sentido aprobar un presupuesto estatal sin destituir al fiscal general”, afirmó Ben Gvir. En respuesta, Smotrich calificó esta posición como “una vergüenza para socavar la coalición por estupideces”.
El presupuesto prevé una asignación de 108 mil millones de shekels al Ministerio de Defensa, 92 mil millones a Educación y 60 mil millones a Salud. También incluye un paquete de aumentos de impuestos y recortes de gastos de casi 40.000 millones de shekels para intentar controlar un déficit presupuestario que actualmente asciende al 8,5% del PIB.
El Ministro de Asuntos Exteriores, Gideon Sa’ar, aunque crítico con el Fiscal General, pidió cautela y sugirió que “es mejor optar por un proceso de división de los poderes de este cargo que un proceso de división del pueblo”. Smotrich también contemporizó, afirmando que cualquier reforma significativa debería posponerse hasta después de la guerra.
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