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El Líbano atraviesa un período de turbulencia excepcional, marcado por una parálisis institucional, una profunda crisis económica y social, así como tensiones geopolíticas exacerbadas. En este contexto, ciertas declaraciones, provenientes de actores políticos, económicos y sociales, reflejan los grandes desafíos y fallas que atraviesan el país. Estas palabras, puestas en contexto, nos permiten comprender mejor los problemas actuales en el Líbano.
“Elegir un presidente es una prioridad para salvar al Líbano” (Najib Mikati)
Desde hace 783 días, el Líbano funciona sin Presidente de la República, una vacante que paraliza las instituciones e impide la implementación de reformas esenciales. Esta declaración de Najib Mikati, Primer Ministro saliente, ilustra la urgencia que se siente en los círculos políticos ante una crisis que empeora cada día.
La ausencia de un presidente tiene repercusiones directas en la gobernanza: el gobierno actual sólo gestiona los asuntos cotidianos y el Parlamento, fragmentado e incapaz de ponerse de acuerdo sobre un candidato consensuado, permanece inactivo. Mikati, durante un reciente foro en el extranjero, destacó que la elección de un presidente es una condición esencial para desbloquear una ayuda financiera internacional vital para el país. Sin embargo, las luchas internas partidistas y las influencias extranjeras, en particular las de Arabia Saudita, Francia e Irán, impiden cualquier progreso significativo. Este bloqueo político refleja el estado general de un país en decadencia, donde las decisiones más urgentes se posponen por luchas de poder.
“Hezbollah se adaptará a los cambios regionales sin renunciar a sus principios” (Nabil Qaouq)
Esta declaración de Nabil Qaouq, ejecutivo de Hezbollah, refleja la postura del movimiento frente a una región que cambia rápidamente. La normalización de las relaciones entre Israel y varios países árabes, como los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, está redefiniendo las alianzas tradicionales. En este contexto, Hezbollah busca preservar su influencia en el Líbano y la región, anticipando al mismo tiempo los ajustes geopolíticos de sus aliados, en particular Irán.
Hezbolá enfrenta una creciente presión internacional, con sanciones más estrictas por parte de Estados Unidos y la intensificación de los ataques israelíes en Siria. Estas presiones tienen como objetivo reducir el papel militar y político de la organización. La declaración de Qaouq ilustra el deseo de Hezbollah de permanecer flexible frente a estos desafíos, manteniendo al mismo tiempo su papel central en el equilibrio de poder en el Líbano. Sin embargo, esta postura también alimenta las divisiones internas, particularmente entre las fuerzas políticas libanesas que consideran a Hezbollah como un obstáculo para la soberanía nacional.
“El pueblo libanés vive por debajo del umbral de la pobreza, abandonado por sus líderes” (Nassib Ghobril)
Nassib Ghobril, economista libanés, resume aquí la desesperación que afecta a gran parte de los ciudadanos. Ahora que la libra libanesa se cotiza a 89.000 por dólar, los hogares están luchando por cubrir sus necesidades básicas. La devaluación de la moneda ha provocado una explosión de los precios, haciendo inaccesibles artículos de primera necesidad como alimentos, medicinas y combustible.
Esta situación refleja la magnitud del colapso social en el Líbano. Miles de familias se han visto sumidas en la pobreza y la infraestructura pública, particularmente en las áreas de salud y educación, está en ruinas. La clase política es acusada de corrupción e indiferencia ante este sufrimiento. Esta cita de Ghobril resalta la creciente división entre los líderes y sus ciudadanos, en un país donde el Estado es visto cada vez más como cómplice del colapso social.
“Siria está dispuesta a fortalecer sus relaciones con el Líbano, pero no a toda costa” (Ali Abdel Karim)
Ali Abdel Karim, embajador de Siria en el Líbano, habló recientemente sobre las complejas relaciones entre los dos países. Esta declaración pone de relieve el deseo de Siria de reforzar su cooperación con el Líbano, en particular en el ámbito económico y en la cuestión del retorno de los refugiados sirios. Sin embargo, también muestra que Damasco espera que las concesiones políticas de Beirut vayan más allá en esta cooperación.
Las relaciones entre Líbano y Siria están marcadas por la interdependencia histórica, pero también por la desconfianza mutua. Algunos funcionarios libaneses ven esta oferta siria como un intento de Damasco de reafirmar su influencia sobre Beirut, particularmente a través de grupos políticos cercanos al régimen sirio. Por tanto, esta declaración refleja un delicado equilibrio entre cooperación y rivalidad.
“La diáspora libanesa es nuestro último bastión contra el colapso” (Marwan Iskandar)
Marwan Iskandar, analista económico, destaca aquí el papel crucial de la diáspora libanesa. Con remesas que superan los 7 mil millones de dólares cada año, la diáspora actúa como una red de seguridad para muchas familias en el Líbano. Estas transferencias de dinero permiten a muchas personas cubrir sus necesidades en un contexto de extrema precariedad.
Sin embargo, Iskandar también advierte de los límites de estas ayudas. Si bien la diáspora puede ofrecer un respiro temporal, no puede reemplazar las reformas estructurales necesarias para revertir la economía y restaurar la confianza en las instituciones. Por lo tanto, esta cita ilustra tanto la importancia de esta solidaridad transnacional como los límites de un sistema que depende de soluciones externas para sobrevivir.
“El arte libanés no morirá, pero debe reinventarse” (Ziad Antar)
Ziad Antar, fotógrafo y director libanés, expresa aquí la esperanza y la resiliencia del sector cultural a pesar de la crisis. La precariedad de los artistas, exacerbada por la falta de apoyo del público y la fuga de talentos al extranjero, amenaza el futuro de la cultura libanesa.
Antar subraya, sin embargo, que esta crisis puede ser una oportunidad para repensar la cultura libanesa. Están surgiendo iniciativas en áreas como el arte callejero, el teatro callejero y las representaciones digitales, que reflejan las frustraciones y aspiraciones de los ciudadanos. Esta declaración destaca la capacidad de los artistas para adaptarse e innovar, a pesar de las condiciones laborales extremadamente difíciles.
“Sin reformas inmediatas, las instituciones judiciales colapsarán” (Chucri Sader)
Chucri Sader, expresidente del Consejo de Estado, alerta del crítico estado del sistema judicial libanés. Paralizado por la presión política, la falta de recursos y la corrupción endémica, el sistema de justicia libanés lucha por cumplir sus funciones esenciales.
Esta cita refleja la magnitud de los desafíos que enfrenta el poder judicial. Las principales investigaciones, como la de la explosión en el puerto de Beirut, siguen bloqueadas debido a interferencias políticas. Sader pide reformas estructurales para restablecer la independencia de los jueces y restablecer la confianza de los ciudadanos en la institución judicial.
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