Un alto líder de Hamás con base en Türkiye describió los ataques del 7 de octubre como un fracaso y dijo que la operación “le salió por la culata a la organización”. Mientras Hamás celebra su 37º aniversario, el funcionario también habló de una “verdadera crisis de liderazgo”. “Gaza ha sido completamente destruida”, dijo el funcionario de Hamás a Ilaf, un periódico saudí, añadiendo que la organización ahora pone sus esperanzas en un acuerdo de prisioneros para “salvar el honor de los líderes de Al-Flood”.
La caída del régimen de Bashar al-Assad en Siria empeora aún más la situación de Hamás. Las autoridades sirias han ordenado a las facciones palestinas cerrar sus oficinas, entregar las armas y abandonar el territorio lo antes posible. Se dice que Muhammad Nasser, un importante ejecutivo de Hamás, huyó de Damasco con “expertos” iraníes, al igual que Ziad Nakhla, líder de la Jihad Islámica.
Estos dirigentes, ahora refugiados en Teherán, temen por su seguridad tras el asesinato de Ismail Haniyeh, exjefe del buró político de Hamás, en la capital iraní.
En Qatar, las actividades de Hamás están fuertemente restringidas. Sus dirigentes, obligados a permanecer en el lugar, deben mantener un perfil bajo: están prohibidos los encuentros, las tertulias y los contactos con la prensa extranjera. Qatar, sin embargo, ha retomado un papel mediador en las negociaciones sobre los rehenes y un posible alto el fuego con Israel.
Al mismo tiempo, Hezbollah, a través de su secretario general Naim Qassem, reconoció haber perdido sus rutas de suministro militar a través de Siria, al tiempo que expresó la esperanza de que el nuevo régimen sirio mantenga una postura hostil hacia Israel.
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