Fue confiado a la división contra el crimen organizado y especializado (DCOS) del servicio interdepartamental de la policía judicial del Norte (SIPJ 59), según se indica también en el comunicado.
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El fiscal subrayó que “se están llevando a cabo numerosas investigaciones”, en particular para “esclarecer los motivos que llevaron a los acusados a cometer estos delitos”.
Según una fuente cercana al caso, entre las vías barajadas podría haber habido un conflicto profesional entre el presunto tirador y las empresas en las que trabajaban las tres primeras víctimas.
La sangrienta serie comenzó en Wormhout (norte), en Flandes, entre Lille y Dunkerque, donde un hombre de 29 años fue asesinado el sábado hacia las 15h15 de varios disparos, “frente a su casa”, indica la fiscalía.
Según el ayuntamiento de Wormhout, la víctima gestionaba una empresa de transporte por carretera.
Luego, hacia las 16.00 horas, dos agentes de seguridad de 33 y 37 años que patrullaban su lugar de trabajo fueron asesinados de varios disparos en las afueras de Loon-Plage en dirección a Dunkerque, precisa la fiscalía.
Los hechos tuvieron lugar en una zona portuaria industrial donde las instalaciones petroleras y químicas se encuentran dispersas en amplias zonas verdes atravesadas por carreteras desiertas.
En Facebook florecieron los homenajes a los dos treintañeros, uno conocido por haber garantizado la seguridad de los eventos festivos en el carnaval de Dunkerque y el otro por su compromiso voluntario en el club de motociclistas Loon-Plage.
Unos minutos más tarde, todavía en las afueras de Loon-Plage, casi cinco kilómetros más adelante, dos últimos hombres, que “podrían ser de nacionalidad iraní […] “de 19 y 30 años” también fueron asesinados a tiros, dijo la fiscalía.
Según la prefectura y la policía, se trata de dos inmigrantes.
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En Wormhout, la gendarmería se desplegó en la carretera de acceso a la casa de la primera víctima, una granja alejada del pueblo.
“Era un director de empresa con una treintena de empleados” y un “padre joven”, afirmó el alcalde no oficial de Wormhout, David Calcoen, destacando el “dolor inconmensurable” de sus allegados.
“Hay asombro en la ciudad”, añadió, esperando que “la justicia tenga rápidamente elementos para poder desentrañar estos hechos que son impensables”.
En Loon-Plage, se colocaron rosas rojas en el lugar donde fueron asesinados los dos inmigrantes, un terraplén que bordea la vía del tren, a unas decenas de metros de un campamento formado por algunas tiendas de campaña dispersas. La policía desplegada en gran número el sábado por la noche abandonó el lugar el domingo.
“No entendemos en absoluto por qué los dos exiliados fueron atacados”, dijo a la AFP Salomé Bahri, coordinadora de la asociación de ayuda a los inmigrantes Utopia 56 en Grande-Synthe, cerca de Dunkerque. Lamentó que “no se haya previsto nada” para los demás ocupantes del campo: “ni apoyo psicológico ni alojamiento”, mientras que “muchos fueron testigos de los hechos”.
El presidente (LR) de Altos de Francia, Xavier Bertrand, deploró una “terrible tragedia” para las personas que murieron trágicamente.