Marcel Boiteux: 1922-2023. Un siglo de vida, en el corazón de un país en perpetuo cambio, atravesado y atravesado por estos cambios dictados por el tiempo. Un siglo de existencia en esta Francia milenaria, capaz de lo mejor y de lo peor, de rostro a veces vivaz, de rasgos a veces oscurecidos. Una Francia oscurecida por la oscuridad de sus errores, sublimada por la luz de sus glorias pasadas, presentes y futuras. Un país que bordeará el abismo, antes de acercarse a su cima, para finalmente caer en el letargo de la decadencia: esta es la Francia en la que vivió Marcel Boiteux.
Marcel Boiteux nació en Niort, un hermoso día de mayo. Nació entre guerras, en el seno de una familia adinerada, rica en inteligencia, donde abundan los normaliens y otros politécnicos. Inmerso en este culto al trabajo, mezclado con la excelencia, el joven Marcel prosigue y completa una carrera académica muy distinguida, desprovista de la más mínima aspereza.
Viviendo la Guerra, con valentía y honor
Siguiendo la línea correcta de sus antepasados, él mismo se graduó en la Escuela Normal Superior en 1942. Génesis estudiosa, finalmente perturbada, por decir lo mínimo, por la tragedia de la Historia y la locura de los Hombres: la Segunda Guerra Mundial hace estragos y sangrienta la Vieja Continente.
En 1943, para escapar del Servicio de Trabajo Obligatorio (STO) impuesto por los ocupantes alemanes, Marcel Boiteux no tuvo otra solución que refugiarse en el exilio. Entonces las andanzas se acumulan. A través del País Vasco se dirigió clandestinamente a España, que se había convertido en la puerta de entrada preferida al esperado punto de retirada: Marruecos.
Ferviente patriota, visceralmente apegado a la soberanía de su país, se unió a las filas del ejército francés de África. Como tal, el soldado Boiteux participó en las batallas de las campañas italiana y francesa (1944). En el frente, se distinguió por su celeridad, su dedicación y su valentía,…