Rusia está llevando a cabo pruebas en repúblicas federales musulmanas para aislarse de Internet global y controlar todo el tráfico dentro de sus fronteras.
Rusia ha bloqueado el acceso a varios sitios web y aplicaciones de mensajería populares en algunas regiones de mayoría musulmana. Según un informe publicado el 8 de diciembre de 2024 por la organización estadounidense Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), los residentes de estas repúblicas federales no pudieron acceder a servicios internacionales como YouTube, Google, WhatsApp o Telegram.
Los problemas de acceso también afectaron a los servicios locales, incluidos los de Yandex, el gigante ruso de Internet. Según los informes, las interrupciones persistieron incluso con el uso de redes privadas virtuales (VPN). Según NetBlocks, que monitorea la conectividad global a Internet, estos cortes duraron hasta 24 horas en Daguestán.
En noviembre, Roskomnadzor, el regulador de telecomunicaciones de Rusia, anunció pruebas “de rutina” para desconectar la Internet rusa, o RuNet, de la red global. Estas pruebas han aumentado desde el inicio de la guerra liderada por Rusia en Ucrania, pero debían limitarse a determinadas regiones, según el medio independiente ruso Meduza.
Rusia busca aislarse de Internet global para anticipar disturbios y protestas
Las agencias rusas probablemente pretendían poner a prueba su capacidad para aislar Chechenia, Daguestán e Ingushetia –regiones de mayoría musulmana y marcadas por recientes episodios de inestabilidad– de plataformas como Telegram, con el fin de controlar mejor la información en caso de problemas futuros. En 2023, las autoridades rusas ya habían cortado el acceso a Telegram en Daguestán durante los disturbios antisemitas de noviembre, así como en Bashkortostán y la República de Sajá durante las manifestaciones de enero.
Estas regiones también se levantaron durante las primeras movilizaciones forzadas para enviar parte de la población a luchar en la invasión rusa de Ucrania.
Por último, el ISW considera que estas regiones podrían inspirarse en las recientes ofensivas de los rebeldes islamistas en Siria para organizar abusos contra las autoridades vigentes. Al controlar Internet local, Moscú espera que la información ya no llegue a su población.