¿Qué futuro tendrán las minorías religiosas en Siria tras la caída de Bashar al-Assad?

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Durante décadas, muchas minorías religiosas sirias, en particular cristianos y alauitas, vieron el régimen de Bashar al-Assad como un baluarte contra las fuerzas islamistas radicales. Estas comunidades, aunque a veces críticas con el régimen, se beneficiaron de la protección implícita de un sistema que promovía la centralización y el autoritarismo en detrimento de los movimientos islamistas. Con la caída de Assad, esta protección desaparece, dejando a las minorías frente a una incertidumbre total.

Para los alauitas, la caída de Assad representa un cambio histórico. Antes de que Hafez al-Assad llegara al poder en 1971, los alauitas eran considerados una comunidad marginada, relegada a posiciones sociales y económicas inferiores. Bajo el régimen de Assad, su integración en las estructuras militares y de seguridad les permitió escapar de esta marginación. Hoy, con la caída del régimen, se encuentran expuestos a un aumento de la violencia sectaria, a menudo alimentada por grupos islamistas.

Precedentes históricos de masacres de minorías por parte de islamistas
Siria tiene una larga historia de violencia sectaria, exacerbada por ideologías extremistas. Incluso antes de la actual guerra civil, los grupos islamistas a menudo atacaban a las minorías religiosas. En la década de 1980, los Hermanos Musulmanes, entonces en rebelión contra el régimen de Hafez al-Assad, llevaron a cabo ataques mortales contra las comunidades alauitas, consideradas los pilares del régimen. Esta violencia culminó en masacres en varias aldeas alauitas.

Ya en el siglo XIX, las minorías sirias habían enfrentado una persecución masiva. En 1860-1861, estalló un sangriento conflicto entre drusos y cristianos en el Monte Líbano y Damasco. Esta violencia provocó la intervención humanitaria de Francia, bajo Napoleón III, que envió una expedición militar para proteger a los cristianos maronitas. En Damasco, el célebre emir argelino Abdelkader, refugiado en Siria tras su lucha contra los franceses, desempeñó un papel clave en la protección de miles de cristianos amenazados por los alborotadores. Su valiente acción, aclamada por cristianos y musulmanes, sigue siendo un fuerte símbolo de coexistencia religiosa en una región a menudo marcada por tensiones sectarias.

Asimismo, durante la guerra civil siria que comenzó en 2011, se intensificaron los ataques contra los cristianos. Se destruyeron iglesias, se vaciaron pueblos enteros de sus habitantes y se secuestraron o asesinaron sacerdotes. Estos actos de violencia, a menudo perpetrados por facciones islamistas como Al-Nusra o el Estado Islámico, han reforzado los temores de las minorías sobre su futuro en una Siria dominada por ideologías extremas.

Estas masacres históricas y recientes son un recordatorio de los persistentes desafíos que enfrentan las minorías religiosas en Siria, donde el colapso del poder central abre el camino a represalias y violencia sistemática.

Hayat Tahrir al-Sham (HTS) y las ambiciones islamistas
El ascenso de grupos islamistas como Hayat Tahrir al-Sham (HTS) aumenta las preocupaciones de las minorías. Aunque HTS ha intentado suavizar su narrativa para aparecer como una fuerza política moderada, existen serios temores sobre su legado como Al-Nusra, ex afiliado a Al-Qaeda. Estas facciones, que dominan ciertas regiones como Idlib, ya imponen un gobierno basado en una interpretación estricta de la ley Sharia, limitando los derechos de las minorías religiosas y de las mujeres.

Esta estrategia recuerda a la de los talibanes en Afganistán, que inicialmente intentaron demostrar que eran políticamente aceptables antes de endurecer su régimen. Algo similar podría ocurrir en Siria, donde los grupos islamistas utilizan un discurso moderado para consolidar su poder antes de establecer un orden radical incompatible con la diversidad religiosa del país.

Las minorías cristianas se enfrentan al éxodo y la marginación
Los cristianos de Siria, presentes desde los primeros siglos del cristianismo, ven seriamente amenazado su futuro. Desde el inicio del conflicto, cientos de miles de cristianos han abandonado el país, reduciendo considerablemente su presencia demográfica. Este éxodo se acelera con la caída de Assad, mientras que las zonas donde tradicionalmente vivían, como Homs y Alepo, están ahora en ruinas o bajo el control de grupos hostiles.

Quienes se quedan temen no sólo la marginación política, sino también represalias o restricciones a su práctica religiosa. En algunas regiones controladas por islamistas, se imponen impuestos especiales, conocidos como djizîa, a los no musulmanes, lo que refuerza un clima de inseguridad y discriminación.

Los alauitas corren riesgo de represalias
Los alauitas, a menudo equiparados erróneamente con el apoyo monolítico al régimen de Assad, se encuentran en una situación crítica. Aunque formaban el pilar sectario del régimen, no todos los alauitas compartían las políticas de Assad. Sin embargo, esta asociación histórica los expone a mayores riesgos de represalias, particularmente por parte de facciones islamistas armadas que consideran herejes a los alauitas.

En algunas zonas donde el régimen ha perdido el control, se han informado de masacres selectivas contra aldeas alauitas, lo que ha reforzado los temores de una limpieza sectaria. Esta amenaza está empujando a muchos miembros de la comunidad alauita a retirarse a sus bastiones tradicionales, particularmente en las montañas costeras, donde esperan protegerse contra posibles represalias.

Un futuro incierto para los derechos de las minorías
La ausencia de garantías constitucionales y de un marco político inclusivo tras la caída de Assad complica la protección de los derechos de las minorías. En un contexto donde la oposición política está dominada por facciones islamistas y donde la fragmentación militar es omnipresente, el establecimiento de un sistema que garantice la libertad de culto y la igualdad de derechos parece fuera de alcance.

Los esfuerzos para incluir a las minorías en las negociaciones internacionales hasta ahora han sido limitados, y la falta de consenso entre las potencias internacionales sobre el futuro de Siria se suma a esta marginación.

Perspectivas para las minorías sirias
Para las minorías religiosas y étnicas, el futuro en Siria parece depender de tres escenarios principales. La primera es una guerra civil prolongada, en la que estarían expuestos a una inseguridad crónica. El segundo es una fragmentación del país, que permite que ciertas comunidades se reúnan en zonas autónomas, aunque esta solución también conlleva riesgos de segregación y tensiones intercomunitarias. Finalmente, el tercer escenario, menos probable en el corto plazo, es el establecimiento de un sistema inclusivo respaldado por un consenso internacional, donde se protegerían los derechos de las minorías.

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