El uso de gas butano constituye un elemento esencial en la vida cotidiana de los hogares marroquíes, en particular para la preparación de las comidas. En un contexto económico ya tenso, los hogares corren el riesgo de sufrir nuevas presiones financieras con el aumento previsto del precio de las bombonas de gas, que forma parte de una estrategia gubernamental de reducción gradual de las subvenciones.
El gobierno marroquí ha aprobado un plan que prevé un aumento gradual de los precios de las bombonas de gas. A partir del 1 de enero, los consumidores deberán afrontar un aumento de 10 dírhams, aumentando el precio de las botellas de 12 kg de 50 a 60 dírhams. Esta decisión va acompañada de una proyección a medio plazo: alcanzar los 70 dírhams en 2026 mediante sucesivos aumentos anuales.
Las autoridades financieras justifican esta medida por imperativos presupuestarios estratégicos. El Ministerio de Economía y Finanzas pretende garantizar el equilibrio de las finanzas públicas y al mismo tiempo financiar un ambicioso proyecto de protección social. Los fondos generados por los recortes de subsidios se reasignarían completamente para fortalecer los servicios de salud y educación.
Los pequeños botes de 3 kg no se salvan de esta tendencia alcista. Tras un aumento inicial de 2,5 dírhams el pasado mes de mayo, también podrían experimentar un aumento similar, aumentando la presión sobre los presupuestos de los hogares.
Esta perspectiva suscita legítima preocupación entre la población marroquí. Dado que el coste de la vida sigue aumentando, este aumento del precio del gas butano corre el riesgo de debilitar económicamente a los hogares más modestos, para quienes cada gasto adicional representa un desafío.
A pesar de la determinación mostrada por el gobierno, algunos observadores mantienen la posibilidad de un aplazamiento de este aumento. Los precedentes históricos demuestran que esos ajustes pueden modularse según las tensiones sociales y económicas.
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