En Bélgica, como en los Países Bajos, hemos elegido un camino tortuoso para eliminar progresivamente la circulación de las pequeñas monedas rojas, sin prohibirlas formalmente. A partir del 1 de diciembre de 2019, una ley hizo obligatorios los precios en efectivo redondeados a los 0 o 5 centavos más cercanos, pero las monedas de 1 y 2 centavos siguen siendo válidas como medio de pago.
Ante la escasez de estas pequeñas monedas, que complican la vida de los comerciantes, las autoridades belgas tuvieron en cuenta que estos céntimos de euro son muy caros de fabricar y se utilizan muy poco, la mayoría de las veces se quedan en las carteras o se guardan en casa. Una encuesta realizada a principios de 2018 les indicó que ocho de cada diez minoristas y siete de cada diez consumidores estaban a favor del redondeo. La llegada del Covid-19 y el uso cada vez más frecuente del pago electrónico los ha reforzado.
Euros redondeados al pagar
Esta nueva ley, que entró en vigor en diciembre de 2019, se aplica al importe total de las compras pagadas en efectivo por el cliente y no a cada artículo. En la práctica, si el importe total del recibo termina en 0,01 o 0,02, se redondeará a 0; si termina en 0,03, 0,04, 0,06 o 0,07 se redondeará a 5 céntimos y si termina en 0,08 o 0,09 se redondeará a 10 céntimos.
Todas las empresas se ven afectadas por esta norma, como las profesiones liberales y todas las personas, administraciones, etc. que realizan habitualmente actividades económicas en relación con los consumidores, como la gestión de una piscina, una biblioteca o un centro cultural, explica el Ministerio de Hacienda.
Si esta ley puede haber hecho temer a los consumidores una pérdida de poder adquisitivo, esta predicción no parece haberse hecho realidad. Sin embargo, según la asociación belga de consumidores Test-Achats, nunca se ha estudiado realmente el impacto de esta medida en el poder adquisitivo. Pero en la cesta de la compra semanal de un hogar con niños, el impacto sería a priori insignificante, afirma la asociación, ya que los precios podrían redondearse hacia arriba o hacia abajo.
La ley belga, sin embargo, tiene un punto débil: algunas tiendas también la utilizan para pagos con tarjeta bancaria, aunque en principio no están obligadas a hacerlo, lo que, en caso de redondeo al alza, puede hacer perder a los consumidores algunos euros.
