El carruaje suele llamar la atención de los transeúntes. El jueves 4 de julio, a las 18 horas, Gaylord aparcará su Rosalotte en Bessan, plaza del ayuntamiento. Gaylord ha elegido un modo de vida y de transporte correspondiente a sus valores de proximidad en su relación con las personas y la naturaleza. El treintañero recorre las carreteras con su Rosalotte, una especie de caravana con remolque de 300 kilos… remolcada únicamente con la energía de los músculos de sus piernas. “Una tracción animal”, dice con humor.
Delante del remolque de doble eje, una bicicleta reclinada, un triciclo, sin asistencia eléctrica. Su única ayuda “son las sonrisas de la gente”. Después de meses de viaje, Gaylord ha decidido emprender un viaje que le llevará a través de sus encuentros, sin un objetivo concreto. ¿Su leitmotiv? Detén el ritmo para tomarte el tiempo de vivir y descubrir los tesoros que la vida nos tiene reservados. Por ello decidió tomarse su tiempo (5 kilómetros por hora) para reducir sus necesidades económicas y volver al contacto con la tierra.
Su itinerancia constituye una síntesis de sus experiencias profesionales y sus recuerdos de vacaciones en caravana, camper y furgoneta. Lleno de ideas y entusiasmo, organiza charlas sobre otra manera de viajar, sin petróleo, y sobre la experiencia de retomar el tiempo para vivir, al ritmo del corazón. Estará encantado de intercambiar con los habitantes de Bessan que lo deseen, por invitación de la ciudad y de la biblioteca Renée Petit, colaboradora de su visita. Reúnase frente al ayuntamiento el 4 de julio.
