Asteroides, ¿clave de una revolución espacial o sueño inaccesible?

Asteroides, ¿clave de una revolución espacial o sueño inaccesible?
Asteroides, ¿clave de una revolución espacial o sueño inaccesible?
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Miles de millones en el espacio: ¿promesa o espejismo?

Desde hace varios años, los asteroides metálicos han capturado la imaginación de científicos, empresarios e inversores. Estos cuerpos celestes se describen a menudo como minas flotantes, ricas en hierro, oro y metales del grupo del platino (PGM), elementos valiosos para las tecnologías modernas, desde convertidores catalíticos hasta dispositivos electrónicos.

La promesa es atractiva: explotar estos recursos para satisfacer la creciente demanda global. Pero las estimaciones astronómicas del valor de los asteroides (a menudo en miles de millones o billones de dólares) omiten detalles cruciales. De hecho, se basan en la hipótesis poco realista de que todo el metal presente en un asteroide podría extraerse, transportarse y venderse, sin tener en cuenta los costes titánicos asociados a su explotación.

En realidad, los desafíos tecnológicos, financieros y logísticos hacen que esta idea sea mucho más compleja. Sin embargo, esto no significa que esta búsqueda sea en vano: investigaciones e iniciativas pioneras están allanando el camino hacia un futuro en el que la explotación espacial podría convertirse en una realidad.

¿Qué metales para qué usos?

Un estudio reciente, financiado por la start-up AstroForge y realizado por investigadores de la Escuela de Minas de Colorado, reveló que los metales de los asteroides se dividen en dos categorías principales: aquellos con alto valor añadido, como los PGM, que merecen ser traídos de regreso a la Tierra, y aquellos más comunes, como el hierro y el aluminio, que encontrarían su uso directamente en el espacio.

Los MGP, como el platino, el paladio y el rodio, son extremadamente raros y caros, y sus precios a veces superan las decenas de miles de dólares por kilogramo. Según el estudio, los asteroides contienen en realidad concentraciones mucho más altas que las observadas en la Tierra, particularmente en formaciones metálicas llamadas pepitas de metal refractario (RMN). Estas pepitas podrían contener cantidades de metales preciosos varios cientos de veces mayores que las de los minerales terrestres.

Por el contrario, los metales comunes, como el hierro o el magnesio, se utilizarían principalmente en el espacio. La construcción de infraestructura espacial (estaciones orbitales o bases lunares) con materiales extraídos directamente de asteroides evitaría los costos prohibitivos del transporte desde la Tierra, estimados en alrededor de 10.000 dólares por kilogramo.

Concepto de minería de asteroides. Créditos: NASA/Denise Watt

Los desafíos de la explotación espacial

Si bien la idea de minar asteroides parece prometedora, se ve obstaculizada por muchos obstáculos. Los asteroides no son depósitos homogéneos de metal puro: incluso las formaciones ricas en metales preciosos, como las de RMN, suelen estar formadas por partículas microscópicas difíciles de extraer y procesar.

Además, la extracción de metales del regolito espacial requiere una infraestructura compleja y que consume mucha energía. Por ejemplo, los procesos industriales como la electrólisis del regolito fundido, utilizado para separar metales oxidados, requieren temperaturas extremadamente altas y fuentes de energía considerables.

Esta paradoja del huevo y la gallina frena el desarrollo de la explotación espacial: para construir infraestructuras capaces de extraer estos recursos, los materiales y la energía tendrían que estar ya disponibles en el lugar. Por lo tanto, sin una logística espacial avanzada, estos proyectos siguen estando limitados por la tecnología y los costos.

AstroForge: pionero de la carrera hacia el espacio

A pesar de los desafíos, empresas audaces se están embarcando en esta aventura y AstroForge es una de las figuras destacadas. Con sede en California, esta start-up tiene como objetivo hacer que la minería de asteroides sea económicamente viable.

AstroForge comenzó con medidas pragmáticas: financiar estudios científicos para comprender mejor la composición de los asteroides y planificar misiones experimentales a asteroides cercanos a la Tierra. Estas misiones tienen como objetivo responder preguntas clave: ¿qué recursos se pueden explotar realmente? ¿Podemos extraer estos metales con las tecnologías existentes? ¿Contienen estos cuerpos celestes suficiente riqueza para justificar la inversión?

El enfoque científico y metódico de AstroForge, en colaboración con expertos como los de la Escuela de Minas de Colorado, demuestra el deseo de ir más allá de la especulación. Sin embargo, nada está garantizado. La empresa tendrá que demostrar que su modelo de negocio es viable, superando al mismo tiempo importantes retos tecnológicos.

Entonces, ¿futuro revolucionario o sueño lejano?

A corto plazo, la minería de asteroides sigue siendo un desafío colosal. Los costes exorbitantes, la falta de infraestructura espacial y las limitaciones de las tecnologías actuales hacen difícil prever una explotación rentable en las próximas décadas.

Pero a largo plazo las perspectivas son más que atractivas. Si las empresas pueden superar estos obstáculos, podrían revolucionar el acceso a los recursos. Los metales preciosos podrían satisfacer la creciente demanda de tecnologías modernas, mientras que los metales comunes, extraídos directamente en el espacio, podrían permitir la construcción de infraestructuras gigantescas.

Imagine un futuro en el que se construyan bases lunares o colonias marcianas con materiales extraídos localmente. Tal autonomía espacial reduciría la dependencia de la humanidad de los recursos de la Tierra y allanaría el camino para la exploración sostenible del universo.

Para conseguirlo, dos factores serán decisivos: la autonomía energética en el espacio y la automatización de procesos. Producir la energía necesaria para alimentar las infraestructuras de extracción y procesamiento requiere soluciones innovadoras, como plantas de energía solar espaciales o reactores nucleares avanzados. Al mismo tiempo, el desarrollo de robots capaces de operar de forma completamente autónoma en entornos hostiles será fundamental para limitar los costes y los riesgos humanos.

Fuente: ScienceDirect

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