Los municipios de Noirmoutier-en-l’Île y Beauvoir-sur-Mer, en Vendée, fueron declarados oficialmente en estado de desastre natural tras las inundaciones provocadas por la tormenta Kirk el 9 de octubre de 2024. Este reconocimiento, publicado en Diario Oficialallana el camino para procedimientos de indemnización para las víctimas.
Lluvias récord, una situación sin precedentes desde 1946
Según 20 Minutos, las precipitaciones del 9 de octubre alcanzaron niveles no vistos desde hace casi 80 años en la isla de Noirmoutier. En tan solo un día, 98 mm de agua Cayó sobre la ciudad un volumen de excepcional intensidad. Esta acumulación supera los récords registrados desde 1946según los servicios meteorológicos.
Gestión de crisis ejemplar
Ante la emergencia, el ayuntamiento de Noirmoutier-en-l’Île activó inmediatamente un unidad de crisis para coordinar los esfuerzos de socorro y proteger a los residentes. A pesar de estos esfuerzos, varias casas se vieron afectadas por las inundaciones y, en ocasiones, el agua se filtró directamente a las casas.
En Beauvoir-sur-Mer, los daños también aumentaron, con infraestructuras debilitadas y terrenos sumergidos.
¿Qué deberían hacer las víctimas?
Con reconocimiento oficial en desastre naturallas víctimas ahora tienen un período de 30 dias ponerse en contacto con sus compañías de seguros. Estos pasos les permitirán obtener cobertura para las reparaciones necesarias.
“Este reconocimiento es un paso clave para pasar página de este dramático episodio”. destacaron los funcionarios electos locales, pidiendo solidaridad para ayudar a los hogares más afectados.
Un impacto duradero para los residentes
Aunque los trámites administrativos avanzan, las consecuencias de las inundaciones siguen siendo visibles en los dos municipios. Se espera que los trabajos de reparación y restauración de la infraestructura sean largos y costosos, pero los funcionarios electos quieren dar tranquilidad sobre la capacidad de las ciudades para superar esta terrible experiencia.
Este evento nos recuerda la urgencia de anticiparnos a los fenómenos climáticos extremos, cuya frecuencia podría intensificarse con el cambio climático.