Los inventarios comerciales de crudo se contrajeron más de lo esperado la semana pasada, según cifras publicadas el miércoles por la Administración de Información Energética (EIA) de Estados Unidos, a pesar de un nuevo récord de producción en Estados Unidos.
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Durante la semana que terminó el 29 de noviembre, estas reservas cayeron en 5,1 millones de barriles, mientras que los analistas sólo esperaban una disminución de 1,6 millones de barriles.
Esta sorpresa se debe en gran medida al aumento de la actividad en las refinerías estadounidenses, que utilizaron el 93,3% de su capacidad durante la semana en cuestión, frente a sólo el 90,5% anteriormente.
“No hay operaciones de mantenimiento planificadas, lo que nos ha permitido alcanzar uno de los niveles más altos del año”, comentó Matt Smith de Kpler.
Para encontrar evidencia de una tasa más alta, hay que retroceder casi cinco meses.
Este golpe fue tal que ni la duplicación de las importaciones (+115%) ni la reducción de las exportaciones (-9% en una semana) lograron compensarlo, como tampoco el aumento de la producción.
Estados Unidos puso en el mercado 13,51 millones de barriles diarios de crudo la semana pasada, un récord absoluto, frente a 13,49 durante el período anterior.
Según la EIA, los volúmenes de productos refinados entregados al mercado estadounidense, considerado un indicador implícito de la demanda, fueron un 2,5% inferiores a los de la semana anterior.
Este descenso se debe principalmente a la categoría de propano y propileno, que incluye principalmente productos destinados a la industria, cuyos volúmenes se han reducido a la mitad (-51%).
Esta reducción de la demanda y el aumento de la producción pesaron más sobre los operadores que la caída de las existencias, y los precios cayeron inmediatamente.
Alrededor de las 16:30 GMT, el barril de West Texas Intermediate (WTI) para entrega en enero cayó un 0,64%, hasta 69,49 dólares.