En respuesta al llamado nacional, la intersindical de jubilados de Millau se movilizó este miércoles 3 de diciembre.
Una moción de censura que quizás sea oportuna. Este martes por la mañana, unas sesenta jubilados se dirigieron al despacho de Jean-François Rousset, diputado por la tercera circunscripción de Aveyron. Demasiado poco para Christian Gazagne, trabajador hospitalario jubilado y miembro del sindicato Solidaires. “Ojalá fuéramos tres veces más”se lamenta al final del mitin.
Para Christian Barbut, también jubilado del hospital y sindicalista de Solidaires, los últimos acontecimientos políticos habrían obligado a algunas personas a venir y hacer oír su voz. Y por una buena razón, “Si se aprueba la moción de censura, los anuncios del gobierno sobre las pensiones ya no son relevantes”explica el ex educador especial.
“Nada es seguro”
Sin embargo, no hay razón para darse por vencido, ya que “nada es seguro”, “, Dice una ex enfermera que también vino al Mandarous este martes por la mañana. “Desde que Macron fue elegido, las desigualdades han ido en aumento. Los pobres se están volviendo más pobres y los ricos se están volviendo más ricos. -protesta Christian Barbut detrás de su micrófono. Es una movilización modesta, pero esperamos que las demandas de los sindicatos finalmente sean escuchadas”.
Reivindicaciones necesarias en un contexto económico tenso en toda Francia donde más de uno de cada dos jubilados recibe menos de 1.200 euros de pensión al mes. Para Martine Pérez, ex vendedora y dirigente comunista regional elegida durante tres mandatos, era necesario salir a las calles este martes por la mañana bajo la bandera de la CGT, de la que es sindicalista.
“Ella está en la pobreza”
“Mis padres de 92 años están en un EHPAD y tienen una pequeña pensiónconfiesa. Los costes han aumentado un 6% mientras que las pensiones no han seguido el mismo ritmo. Con mi hermano cubrimos los gastos de EHPAD de nuestros padres, tengo que llegar a un acuerdo. No es normal que nuestros mayores estén en esta situación”.
A su lado, una jubilada que acudió con su carrito de compras a firmar la petición. “Si no gritamos nosotros, ¿quién lo hará?” La situación, para ella, es alarmante. “Ella está en la miseria, relata Martín Pérez. Algunas personas ya ni siquiera se calientan y sólo comen una comida al día. Lo asumimos nosotros mismos”.
A la espera de saber si se aprobará la moción de censura y, por tanto, derribará al Gobierno, los manifestantes se unieron por la tarde a la intersindical rutena frente a la prefectura para seguir haciendo oír su voz, en mayor número.