Mohammed C. acusado de los asesinatos de Nathalie Boyer y Laïla Afif, 36 y 24 años después

Mohammed C. acusado de los asesinatos de Nathalie Boyer y Laïla Afif, 36 y 24 años después
Mohammed C. acusado de los asesinatos de Nathalie Boyer y Laïla Afif, 36 y 24 años después
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Cinco días después de su detención, a primera hora de la mañana en el apartamento de su pareja, en Dijon (Côte-d’Or), Mohammed C. fue acusado este lunes por un juez de instrucción de la sala de casos sin resolver del tribunal de Nanterre, por el asesinatos de Nathalie Boyer y Laïla Afif. Estos dos casos pertenecen al expediente de los llamados “desaparecidos de Isère” que lleva desde 2022 este centro especializado en casos no resueltos.

Mohammed C. estaba confundido por los rastros de ADN encontrados en varios objetos relacionados con la escena del crimen de Laïla Afif. El jubilado, de 63 años, de tez cetrina y cabello blanco, fue presentado el viernes, al finalizar su detención policial, ante un juez de libertad y detención, quien le notificó su permanencia en prisión a la espera de la orden de detención dictada por la instrucción. juez. Este lunes, el ex trabajador de Renault fue trasladado a Nanterre (Altos del Sena), donde compareció ante el juez de instrucción al mediodía.

“Está molesto”

“Los cargos en su contra están completamente controvertidos. Está molesto. La justicia viene a buscarlo y le cuenta hechos muy antiguos. También está molesto por la detención”, declararon a Le Parisien sus abogados, Émilie Boyé y Pierre-Vincent Connault, del colegio de abogados de Dijon. Su pareja, con la que convivía desde hacía cinco años, “le apoya totalmente”, precisan.

Esta doble acusación supone un paso de gigante en la investigación sobre el asesinato de Nathalie Boyer, una colegiala de 15 años encontrada degollada en 1988, y el de Laïla Afif, una madre asesinada a tiros el 12 de mayo de 2000 en la pequeña ciudad de La Verpillière. Según la hija de este último, Dounia, entrevistada el domingo por el diario Ouest-France, la víctima “conocía al sospechoso”. Y para precisar, en las columnas del diario regional: “Conozco muy bien a esta familia. Somos amigos. Están devastados al escuchar la noticia”.

En Dijon, según nuestras informaciones, Mohammed C. llevaba al menos cinco años una vida normal de prejubilado, en el barrio de Grésilles, donde se le veía todos los días paseando con su Yorkie o dando un paseo en su coche eléctrico. bicicleta. El hombre de sesenta años, que estuvo varios años en la RSA, vivía en el apartamento de su pareja. Una existencia aparentemente pacífica, sólo perturbada por una reputación de “corredor” que se le quedó pegada a la piel.

Según un vecino de Grésilles, conocido al día siguiente de su detención, Mohammed C., antes de encontrarse con su pareja, “pasó largos días sentado en su furgoneta blanca en un rincón de la lavandería. Parecía como si estuviera esperando a alguien. Las mujeres lo habíamos descubierto. Me asustó un poco”, nos confió. Un testimonio cercano al de Dounia, que describe en el oeste de Francia a Mohammed C. como “un depredador” que “conducía en coche por la ciudad”. »

Nathalie Boyer, una adolescente de la Reunión, desapareció el 2 de agosto de 1988 al final del día, en Villefontaine, no lejos de la casa de Mohammed C., ya establecida en la región en el momento de los hechos. La colegiala, que vivía en un albergue, estaba visitando a su madre y nunca volvió a aparecer. En ambos casos, las víctimas parecen haber sido recogidas por su asesino en una parada de autobús.

Acusado de estos dos asesinatos, Mohammed C., que se presume inocente, niega “firmemente” los hechos que se le imputan, según sus abogados. El juez de libertades y detención ordenó que permaneciera en prisión preventiva.

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