Frente a las sanciones europeas dirigidas a sus exportaciones de petróleo, Rusia, un país muy influyente en el grupo BRICS, ha desarrollado mecanismos sofisticados para mantener sus entregas internacionales, especialmente a través de Grecia.
Según datos de Vortexa, antes de estas maniobras militares se transferían cada mes a esta región cerca de un millón de barriles de productos petrolíferos (diesel, fuel oil).
Estas actividades se concentran ahora cerca de las islas de Lesbos y Quíos en el mar Egeo, donde continúan a pesar de una mayor vigilancia.
Esta táctica ilustra los continuos desafíos que enfrenta la aplicación de sanciones internacionales.
Al mismo tiempo, sitios similares frente a la costa de Malasia facilitan transferencias masivas de petróleo iraní a China, violando otras sanciones occidentales y alimentando la demanda energética china.
La redirección de los flujos rusos hacia áreas estratégicas pone de relieve la evolución de las rutas petroleras globales frente a la presión geopolítica y económica, al tiempo que plantea dudas sobre la eficacia de las sanciones occidentales.
Como recordatorio, Estados Unidos ha atacado a unas 400 empresas y negocios de Rusia, India, China, todos ellos afiliados al grupo BRICS, y a más de una docena de otros países, imponiendo una nueva ola de sanciones.
Los acusan de proporcionar productos y servicios que contribuyen al esfuerzo bélico de Rusia y le ayudan a evadir estas medidas punitivas.
El esfuerzo liderado por los departamentos del Tesoro y de Estado tiene como objetivo castigar a los “terceros países” acusados de proporcionar asistencia material al Kremlin o ayudar a Rusia a evadir miles de sanciones impuestas al país desde su invasión de Ucrania en febrero de 2022.
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