Arabia Saudita acogerá a partir del lunes la COP16 sobre desertificación y degradación de la tierra.
Menos conocida, esta ronda de negociaciones también se creó en 1992 y tiene como objetivo restaurar las tierras dañadas por la agricultura intensiva y la deforestación.
Reunidos en Riad, los Estados deben comprometerse con un nuevo objetivo de protección del suelo, pero el contexto multilateral es complejo.
¡Y tres! Después de la COP16 sobre biodiversidad en octubre en Cali, Colombia, la COP29 sobre el clima en noviembre en Bakú, Azerbaiyán, aquí está la COP16 sobre desertificación en Riad, Arabia Saudita. Los dos primeros estuvieron marcados por fracasos: en Colombia, los Estados se quedaron sin acuerdo sobre la hoja de ruta financiera que debería frenar la destrucción financiera de la naturaleza para 2030; En Azerbaiyán no mencionaron la salida de los combustibles fósiles, como en Dubai el año pasado.
Y la semana pasada en Busan, Corea del Sur, las negociaciones internacionales para combatir la contaminación plástica –dentro del marco de la ONU, pero fuera de la COP– tampoco lograron dar como resultado un tratado vinculante. En resumen, el multilateralismo no está en buena forma entre los Estados del Sur que enfrentan problemas de desarrollo y los Estados del Norte que enfrentan restricciones presupuestarias.
Luchar contra la desertificación significa luchar contra la degradación de la tierra.
Jean-Luc Chotte, director de investigaciones del IRD
Es, pues, en este contexto que se abre la COP16 en Riad: creada en 1992, como las demás, es la menos conocida de las COP. Sin embargo, trata un tema esencial: la desertificación. Pero este no es el único avance en materia de desiertos o aridez del suelo en el mundo.
“Esta palabra ‘desertificación’ nos impide transmitir el mensaje”admite Jean-Luc Chotte, director de investigación del Instituto de Investigación para el Desarrollo y presidente del Comité Científico Francés de la Desertificación. “Porque luchar contra la desertificación significa luchar contra la degradación de la tierra. Y la cuestión del suelo concierne a todos. Aunque sólo sea para la producción agrícola: si queremos producir mejor y de mejor calidad, la tierra debe gozar de buena salud”.
La agricultura y la deforestación amenazan los suelos
Sin embargo, las cifras son preocupantes: contaminación industrial, agricultura intensiva, deforestación, artificialización… en todo el planeta, las actividades humanas están degradando la calidad de los suelos. Según datos reportados por los gobiernos a las Naciones Unidas, la degradación de la tierra afecta una superficie de 1.500 millones de hectáreas en el planeta, casi el tamaño de Rusia. Y esta superficie aumenta en unos 100 millones de hectáreas cada año.
Un informe publicado el domingo por la UNCCD, la convención de las Naciones Unidas para la lucha contra la desertificación, destacó en particular el peso que la agricultura intensiva confiere a la calidad del suelo: el sector es responsable del 23% de las emisiones de gases de efecto invernadero, del 80% de la deforestación y del 80% de la deforestación. 70% del uso de agua dulce.
¿Restaurar 1,5 millones de hectáreas de tierra para 2030?
Por lo tanto, el objetivo de la COP16 es detener esta disminución, en particular estableciendo umbrales ambiciosos para la restauración de tierras. Hace dos años en Abiyán, Costa de Marfil, los Estados acordaron el objetivo de reparar un millón de hectáreas de tierras degradadas en el mundo para 2030. Pero según la ONU, debemos avanzar más rápido y apuntar a 1,5 millones de hectáreas de tierras restauradas en el mismo horizonte. .
El tema es fundamental: la degradación de la tierra amenaza la seguridad alimentaria en el mundo, agrava las dificultades en casos de sequía e inundaciones, amenaza los ecosistemas y libera carbono a la atmósfera. Por eso mucha gente aboga por un enfoque global. “Biodiversidad, clima, desertificación… debemos aunar estas tres convenciones para desarrollar un sistema alimentario sostenible”argumenta Jean-Luc Chotte.
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¿Llegarán los estados a un acuerdo sobre el objetivo de restauración y con qué dinero? Éste es uno de los desafíos de las negociaciones en Riad. Las soluciones recomendadas incluyen la lucha contra la corrupción, la mejora de la gestión del agua y la reforma agrícola. El informe de la CLD también recomienda reasignar cientos de miles de millones de dólares en subsidios agrícolas dañinos o ineficaces a prácticas agrícolas más sostenibles.
Si en Bakú Arabia Saudita fue uno de los países que bloqueó las discusiones sobre los combustibles fósiles, la vulnerabilidad del país a la desertificación podría darle más credibilidad en las negociaciones. En este sentido, el reino también se ha fijado el objetivo de restaurar 40 millones de hectáreas. Un centenar de ministros están presentes en Riad para debatir este tema central. Emmanuel Macron también está allí, pero en el marco de una visita bilateral: no participará directamente en la COP, sino en la Cumbre One Water, un ciclo iniciado por él mismo y que supuestamente establecerá una agenda internacional sobre el agua.