Niels Arestrup, actor de teatro y cine, falleció a los 75 años

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Niels Arestrup pronuncia su discurso de aceptación tras recibir el César al mejor papel secundario, el 28 de febrero de 2014, en París. MARTÍN BURÓ / AFP

El actor, que nació en Montreuil-sous-bois, en Seine-Saint-Denis, el 8 de febrero de 1949, falleció el domingo 1es Diciembre por la mañana en Ville-d’Avray (Altos del Sena), a la edad de 75 años. Esta personalidad fuerte, de carácter reservado e intransigente, capaz de infundir terror a través de algunos de sus personajes, nació en un ambiente modesto –padre trabajador, madre mecanógrafa–, en una cierta ironía de la historia.

Su padre, Knud, de nacionalidad danesa, había huido de su país, invadido en abril de 1940 por las tropas nazis. Aquí está en Francia, con los alemanes pisándole los talones. A punto de embarcarse desde Le Havre hacia los Estados Unidos, se desvía hacia París, donde el amor le llega inesperadamente en la terraza de un café, en la forma de Yvonne Turmel. No habla una palabra de francés, pero su fuga terminará en París. Y Niels nacerá, en la inmediata posguerra, de este amor un tanto milagroso nacido en los fuegos del infierno, y a fortiori por accidente, ya que sus padres ya tuvieron un hijo antes que él.

El joven Niels es solitario y tiende a protegerse. Lo explicó nuevamente en 2019 en mundo : « Todavía tengo un poco de dificultad para acercarme a los demás, aunque ahora las cosas son más fáciles. Lo cierto es que mi sensibilidad proviene en parte de esta emoción particular, la soledad, que me ha servido mucho. Sin ella, no habría hecho lo que hice”. El joven acortó sus estudios y, como su padre en los de Yvonne, se arrojó un tanto por casualidad en los brazos del teatro, que aprendió, como muchos actores de su generación, de Tania Balachova, discípula del dramaturgo y teórico Constantin Stanislavski. Él mismo fundó su propia escuela de formación de actores en 1988: la École du Passage.

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Miembro de una compañía belga en los años 1960, pasó la década siguiente buscándose a sí mismo en proyectos polares opuestos. Textos clásicos y repertorio moderno, explora ambos. Está hecho para encarnar personajes problemáticos, opacos y paradójicos. En 1976 formó parte de la aventura. Gilles de Rais el Infameuna obra de Roger Planchon. En 1978 jugó en Alta Vigilanciaun texto del sulfuroso Jean Genet. Chéjov, sin embargo, es el autor que más se apega a él; lo representa varias veces y, gracias a él, hace una aparición notable en las Bouffes du Nord.

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