Nuestro cerebro distingue qué es urgente y qué es menos urgente

Nuestro cerebro distingue qué es urgente y qué es menos urgente
Nuestro cerebro distingue qué es urgente y qué es menos urgente
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Al recuperar información respecto a objetivos a alcanzar en el presente, el hipocampo se activa en su región posterior. En cambio, al recordar metas pasadas o metas por alcanzar en el futuro, se activa la región anterior.

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¿Cómo clasifica nuestro cerebro entre objetivos urgentes y menos urgentes? Investigadores de la Universidad de Ginebra (UNIGE) y la Escuela de Medicina Icahn de Nueva York exploraron cómo memoriza y ajusta las metas que nos fijamos a diario. Su estudio revela diferencias en el procesamiento de objetivos inmediatos o lejanos, a nivel conductual, pero también a nivel cerebral. Estos hallazgos, descritos en la revista Nature Communications, podrían tener implicaciones importantes para comprender los trastornos psiquiátricos, incluida la depresión, que pueden dificultar la formulación de objetivos claros.

A lo largo del día, nos marcamos objetivos a alcanzar: recoger a los niños del colegio en una hora, preparar la cena en tres horas, concertar la cita con el médico en cinco días o cortar el césped en una semana. Estos objetivos, urgentes y menos urgentes, se redefinen constantemente según los acontecimientos que ocurren a lo largo del día. Los científicos de este estudio estudiaron cómo el cerebro memoriza y actualiza los objetivos a alcanzar. Más concretamente, cómo clasifica los objetivos que requieren atención inmediata o no.

La experiencia: iImagina una misión a Marte

Su estudio se centra en una región particular del cerebro, el hipocampo, debido a su papel establecido en la memoria episódica. Este es responsable de codificar, consolidar y recuperar información experimentada personalmente integrando su contexto emocional, espacial y temporal. Durante una resonancia magnética (MRI), los neurocientíficos pidieron a 31 personas que se imaginaran en una misión espacial imaginaria a Marte de cuatro años de duración, lo que les exigiría alcanzar una serie de objetivos cruciales para su supervivencia (cuidar su casco espacial, hacer ejercicio, comer determinados alimentos, etc.).

Los objetivos de la misión variaban dependiendo de cuándo se debían alcanzar, con diferentes tareas a completar para cada uno de los cuatro años del viaje. A medida que los participantes avanzaban en la misión, se les presentaban los mismos objetivos. Luego debían indicar si se trataba de objetivos pasados, presentes o futuros. A medida que avanzaban en el tiempo, la relevancia de estas metas cambió: las metas originalmente planeadas para el futuro se convirtieron en necesidades actuales, mientras que las necesidades actuales se convirtieron en metas pasadas. Así, los participantes debían gestionar varios objetivos en función de su distancia en el tiempo y actualizar sus prioridades a medida que avanzaba su misión.

El equipo observó los tiempos de reacción de todos para determinar si la tarea debía completarse en el presente, pasado o futuro. “Los objetivos que deben alcanzarse inmediatamente se reconocen más rápidamente que aquellos que deben alcanzarse en un tiempo más lejano. Este diferente procesamiento de la información almacenada revela la prioridad que se da a las necesidades actuales sobre las lejanas. Se necesita tiempo adicional para viajar mentalmente en el tiempo y encontrar objetivos pasados ​​y futuros”, explica Alison Montagrin, profesora asistente en el Departamento de Neurociencias Fundamentales de la Facultad de Medicina de UNIGE, ex estudiante de posdoctorado en la Escuela de Medicina Icahn. y primer autor del estudio.

Dos funciones diferentes

Los científicos también intentaron averiguar si también aparecían diferencias en el cerebro. Imágenes obtenidas mediante resonancia magnética de muy alta resolución han revelado que, al recuperar información sobre objetivos a alcanzar en el presente, el hipocampo se activa en su región posterior. En cambio, al recordar metas pasadas o metas por alcanzar en el futuro, se activa la región anterior.

“Estos resultados son particularmente interesantes ya que estudios anteriores han demostrado que cuando usamos nuestra memoria episódica o nuestra memoria espacial, la región anterior del hipocampo participa en la recuperación de información general, mientras que la parte posterior se encarga de los detalles. Por tanto, será interesante explorar si, a diferencia de los objetivos inmediatos, proyectar hacia el futuro o recordar un objetivo pasado no requiere detalles específicos, sino que es suficiente una representación general”, concluye el investigador.

Los depresivos perciben mal los objetivos

Esta investigación muestra que la escala de tiempo juega un papel crucial en cómo las personas establecen metas personales. Esto podría tener implicaciones importantes para comprender los trastornos psiquiátricos, como la depresión. De hecho, las personas que lo padecen pueden tener dificultades para establecer objetivos específicos y considerar más obstáculos para alcanzarlos. Investigar si estas personas perciben de manera diferente la distancia para alcanzar sus objetivos, lo que podría volverlas pesimistas sobre sus posibilidades de éxito, podría abrir una vía terapéutica.

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