Después de dos meses de guerra abierta, el miércoles 27 de noviembre se alcanzó un acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hezbolá, el movimiento armado libanés apoyado por Irán. Este acuerdo prevé el establecimiento de una fase de sesenta días durante la cual las tropas israelíes deberán evacuar el sur del Líbano. Por su parte, Hezbolá se retirará al norte del río Litani, situado a unos veinte kilómetros de la frontera israelí. En su lugar se desplegarán miembros de las fuerzas armadas libanesas.
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Este alto el fuego es la culminación de varias semanas de negociaciones lideradas por Estados Unidos y Francia. “Quería dar la bienvenida al acuerdo de alto el fuego acordado hoy entre Israel y el Líbano. Es importante que este alto el fuego se respete a largo plazo, para restablecer la seguridad de los libaneses e israelíes, permitir el regreso seguro y el restablecimiento de la soberanía del Líbano”.declaró Emmanuel Macron en su cuenta de Instagram.
“Teníamos miedo”
Tras este anuncio, muchos libaneses tomaron el camino hacia el sur del Líbano. La región fronteriza con Israel se había convertido en el epicentro de los enfrentamientos entre el Estado judío y el movimiento armado libanés.
“Teníamos miedo, más de lo que te imaginas. Gracias a Dios. Lo que pasó ya es cosa del pasado. Que los mártires descansen en paz y que Dios ayude al pueblo a regresar a casa”.espera Mostafa Krayani, libanés desplazado.
Desde octubre de 2023, las hostilidades han desplazado a unas 900.000 personas, según la ONU. Las autoridades libanesas estiman que al menos 3.823 personas han sido asesinadas en el Líbano durante el año pasado. Del lado israelí, 82 soldados y 47 civiles murieron en enfrentamientos con Hezbolá, según las autoridades.
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