Las recientes declaraciones de Donald Trump prometiendo imponer aranceles del 25% a todas las importaciones procedentes de Canadá y México en su primer día en el cargo en 2025 han arrojado una sombra de incertidumbre sobre la industria petrolera estadounidense. Aunque estas medidas se presentan como una palanca de negociación, los expertos ya están debatiendo las implicaciones económicas para el sector energético.
En julio de 2024, Estados Unidos importó un récord de 4,3 millones de barriles por día (bpd) de crudo canadiense, según datos de la Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA). Estas importaciones, que representan casi el 50% del crudo extranjero consumido en Estados Unidos, son esenciales para el funcionamiento de las refinerías estadounidenses. Si los nuevos aranceles entran en vigor sin exenciones, podrían generar costos significativamente más altos para estas instalaciones, lo que podría generar precios más altos de la gasolina para los consumidores estadounidenses.
Una herramienta de negociación controvertida
La estrategia de Donald Trump de anunciar medidas drásticas como punto de partida para las negociaciones comerciales no es nueva. En 2026, el Acuerdo entre Estados Unidos, México y Canadá (T-MEC), que reemplazó al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), estará sujeto a revisión obligatoria. Las amenazas arancelarias de Trump podrían servir como palanca para obtener concesiones en este contexto.
Sin embargo, ya se están alzando voces para resaltar los riesgos asociados a esta estrategia. “Este es un método de presión que, si se implementa, podría perturbar gravemente el mercado energético”, dice William Reinsch, asesor principal del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. Según él, las exenciones para los productos energéticos, en particular el petróleo crudo y los productos refinados, serían esenciales para limitar los impactos económicos.
La industria llama a preservar el libre comercio
Los actores de la industria estadounidense del petróleo y el gas han expresado su oposición a las medidas proteccionistas que podrían aumentar los costos de suministro y reducir la competitividad del sector. Scott Lauermann, portavoz del Instituto Americano del Petróleo (API), subrayó la importancia de la asociación energética con Canadá y México, afirmando que “mantener el libre comercio es crucial para la seguridad energética norteamericana y los consumidores estadounidenses”.
Las refinerías estadounidenses, en particular las de la región PADD 2 (Medio Oeste), dependen en gran medida del crudo canadiense, una fuente difícil de sustituir debido a su composición específica. Según Bob McNally, presidente de Rapidan Energy Group, las tarifas del 25% provocarían un aumento de los precios de los surtidores, especialmente en los estados del Medio Oeste, lo que aumentaría las presiones económicas sobre los hogares.
Un laborioso proceso de exención
Aunque se considera probable que se establezcan exenciones, su implementación sigue siendo un punto conflictivo. Las empresas tendrán que pasar por un proceso complejo y costoso para obtener exenciones, lo que podría disuadir a algunas de intentar este enfoque. “El proceso de exención a menudo se considera una carga adicional, con una alta tasa de rechazo”, dice Josh Zive, experto legal de Bracewell LLP.
Por ahora, los observadores esperan que las consultas entre el sector energético y la administración Trump ayuden a evitar estos aranceles. Sin embargo, la única certeza reside en la incertidumbre que rodea a las futuras políticas comerciales de Estados Unidos, y las empresas se están preparando para varios escenarios.