A principios de noviembre, Antoine Mourret recibió el Gran Premio del festival Regards Croisés de Saint-Malo, entre 46 cortometrajes en competición. Una alegría que el joven director discapacitado saborea y comparte…
¡La discapacidad nunca será un obstáculo! Así decidió vivir Antoine Mourret, hoy de 36 años, con parálisis cerebral de nacimiento, que por ello prosiguió valientemente sus estudios hasta el máster en producción cinematográfica. El cine es su sueño. No hizo una carrera con esto pero nunca se rindió. Hace dieciocho meses lanzó una serie web de producción propia con un título evocador “Estoy discapacitado, ¿y qué?”
En 2013 y 2014 ya había participado en el festival Regards Croisés de Saint-Malo. Pero este año obtuvo el primer premio con “La próxima vez… ¡es una tortilla!” su cortometraje de seis minutos rodado el pasado mes de marzo. “La idea inicial surgió de un amigo, Christian Limantour, que quería filmarme ante la cámara en mi zona de confort”.
“¡Filmamos improvisación!”
El proyecto le atraía. Luego escribe un miniguión muy detallado, que narra parte de su vida cotidiana plano por plano. Pero el día del rodaje nada sale según lo previsto. “Tomado por el tiempo, decidimos tirar el guión y la improvisación cinematográfica así que rodamos dos horas de prisa, con planos efectivos y yo trabajé en el montaje”. dice Antoine Mourret.
El resultado: una película sencilla y eficaz que muestra sin concesiones una pequeña parte de su vida cotidiana como un joven adulto perjudicado por su distonía que provoca contracciones musculares incontrolables y dificultades en el habla. Pero también su pugnacidad por vivir “como todos los demás” y perseguir sus sueños…
Durante la entrega del Gran Premio en el que no creía, la presidenta del jurado Carine Tardieu elogiará “una producción real, un director que también es actor…”. A partir de esta noche, Antoine Mourret evoca los minutos suspendidos mientras dura una gran ovación. “¡Un momento que nunca olvidaré!”
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