Segundo día del juicio por el asesinato de Zinedine en La Riche, en Assises d’Indre-et-Loire. Un segundo día marcado por el paso, en el bar de las partes civiles, y el grito del corazón de una de las hermanas de la víctima.
“Arruinaste nuestras vidas, no hicimos nada al respecto”exclama la joven, hablando, entre lágrimas, directamente al acusado. Un acusado, sin reaccionar, sin dejar de mirarla. “A mi madre la veo llorar todos los días”continúa la joven, rompiendo a llorar una vez más, al igual que su madre y su hermana pequeña, sentadas en el banco a su izquierda.
La hermana mayor de la víctima representa a continuación, acompañada de fotografías de recuerdo, a un hermano alegre, amable, atento y bromista, “lejos de las molestias”. “Un hermano y un mejor amigo”añade el hermano pequeño de la víctima. Zinedine también es descrito por su hermana como el favorito del barrio y especialmente de su madre, aunque la hizo gritar con sus compras de zapatillas, explica con una sonrisa. “Un sol” en esta familia que ahora vive “en la oscuridad”especifica su hermana pequeña, al mando. Una familia que ella describe como destruida. “Ya no queremos nada. Hace tres años que no avanzamos, hace tres años que no dormimos”. […] De hecho, tenemos más razones para vivir”.concluye.
Ante la pregunta del presidente del Tribunal qué esperaban de este juicio, la mayor de la familia precisó que ella “Ni siquiera sé qué estoy esperando. No hay ninguna razón para que mi hermano se haya ido. Quiero justicia para mi familia.
Esto nunca traerá de vuelta a mi hermano, pero al menos habrá justicia”.
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