“Generoso, sonriente, muy sociable, que conocía a todos en Quiberon. » Si bien todavía no hemos logrado arrojar luz sobre el asesinato de Guillaume Bertincourt, todos coinciden en que el hombre de treinta años estaba alegre. Un “trabajador” que trabajaba en restaurantes en Quiberon (56) y que vivía con su pareja, en la misma casa que su hermana y su pareja.
Una familia muy unida que había dejado Dordoña para venir a Bretaña, para estar con su abuela materna. Su novia de la infancia incluso se había unido a él, seis años después de una primera relación en Dordoña. Estaba embarazada de tres meses cuando sufrió un aborto espontáneo, quince días antes del asesinato de su hermano. “Así que no sé si mi hermano estuvo teniendo una buena semana. En cualquier caso, había reducido las drogas para ser un buen padre”, dice desolada su hermana pequeña.
Condenado por robo en 2012
La autopsia determinó que Guillaume Bertincourt había consumido alcohol y cocaína “menos de cinco horas antes de su muerte”. “Ni ángel ni demonio, tenía su pasado, cosas buenas y malas”, reconoce su hermana. Su hermano fue conocido ante los tribunales por un robo con arma que le llevó a pasar varios años en prisión. También fue condenado por consumo y tráfico de drogas en 2018.
Su madre conocía el pasado criminal de su hijo pero no tenía idea de sus problemas actuales, su consumo de cocaína, sus deudas. “No entendemos todo esto”, dijo entre sollozos. Era muy reservado y cariñoso. » A su familia le cuesta creer que él haya podido ser el origen de esta pelea, a pesar de los inequívocos mensajes de texto enviados a sus amigos – “Pelea en Lanester” – y de la afilada herramienta de jardín con la que se había equipado, una serfouette. “No creo que mi hermano haya abusado sexualmente de él. Si tomó una herramienta fue para asustar a la gente. Quizás tenía una deuda, pero no de las cantidades citadas (2.000 euros, ndr.). »
Una familia que cree que el juicio terminará sin haber obtenido nunca todas las respuestas. “Siento que hay mentiras por todas partes. Creo que nunca tendré la verdad. » El acusado, Guillaume Lieury, afirma hoy que aceptó darle drogas a Guillaume Bertincourt para acercarse a su hermana, de la que estaba enamorado. Si bien siempre mantuvo la cabeza en alto desde el inicio del juicio, no pudo levantarla cuando la familia, desgarrada por el dolor, habló.
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