La muerte de pingüinos de Magallanes, víctimas de “crueldad animal”, avanza la justicia ambiental en Argentina

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CARTA DESDE BUENOS AIRES

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Pingüinos de Magallanes, en la reserva natural patagónica de Punta Tombo, Argentina, en febrero de 2017. MAXI JONAS/AP

El terreno, una zona semidesértica, se extiende cientos de metros hasta las frías y brillantes aguas azules del Océano Atlántico en la Patagonia argentina. Su dueño, un criador de vacas, fue declarado culpable, el jueves 7 de noviembre, por el Tribunal Superior de Justicia de Chubut (sur) de “daño agravado” sobre el medio ambiente y “crueldad animal” hacia los pingüinos de Magallanes presentes en su campo. Un veredicto sin precedentes que concluye un juicio histórico. Si los detalles de la sentencia deben comunicarse más tarde, la fiscalía solicitó cuatro años de prisión y una indemnización económica.

“Esto es una sorpresa porque Argentina tiene una larga historia de impunidad ambiental y un código penal que no contiene delitos ambientales. Este es un punto de inflexión en la justicia del país, una conquista ecológica”.saluda Lucas Micheloud, abogado y codirector de la Asociación Argentina de Abogados Ambientales. Este último se había convertido en parte civil, junto con las ONG de defensa ambiental Greenpeace y Fundación Patagonia Natural.

Los hechos ocurrieron entre los meses de agosto y diciembre de 2021, cuando los pingüinos anidan bajo tierra. El ganadero condenado, Ricardo La Regina, hoy de 37 años, decide realizar trabajos en su terreno. En particular, quiere instalar una valla y construir un dique para contener a su ganado y darle agua. Para ello compró una retroexcavadora y excavó parte de su terreno.

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Según el veredicto, el criador “causó daños irreversibles a la fauna y flora nativa de este lugar” pero también “golpeó a una gran cantidad de pingüinos vivos de diferentes edades, matándolos, hiriéndolos, causándoles sufrimiento y también golpeando huevos en etapa de incubación”. Greenpeace, por su parte, considera que“Se destruyeron alrededor de un centenar de pingüinos, huevos y polluelos y alrededor de 175 nidos, además de la deforestación de la vegetación nativa”. Una imagen tomada por biólogos -cuyo testimonio fue incluido en el expediente- muestra a un pingüino tumbado bajo unas ramas, parcialmente cubierto de tierra, tras la excavación. “La vegetación nativa es fundamental para la reproducción de los pingüinos porque les permite hacer su nido, protegerse del viento, el sol y los depredadores”subraya Lucas Micheloud. Según los especialistas, la recomposición del suelo y de la flora podría durar entre diez y veinte años.

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