(Estocolmo) Dos cables de telecomunicaciones resultaron dañados en el Mar Báltico en cuarenta y ocho horas entre Finlandia y Alemania, por una parte, y Suecia y Lituania, por otra, lo que reavivó las sospechas de “sabotaje” y “guerra híbrida” con Rusia.
Publicado a las 7:55 a. m.
Nioucha LOS DIJO
Agencia France-Presse
El “C-Lion1”, un cable submarino de 1.172 kilómetros que une Helsinki con Rostock, un puerto en el mar Báltico en el noreste de Alemania, se rompió el lunes tras la detección de una “falla”, según informó su operador, el grupo tecnológico finlandés. Cinia.
Esta rotura, situada al sur de la isla de Öland en aguas suecas, a unos 700 kilómetros de Helsinki, provocó el corte de todas las conexiones de fibra de este cable. “Este tipo de ruptura no se produce en estas aguas sin impacto externo”, añadió el grupo público.
La policía finlandesa ha abierto una investigación, tras recibir una solicitud de Cinia, y está “intentando establecer qué ocurrió durante el incidente”, anunció en un comunicado.
Reunidas el lunes en Bruselas, las ministras de Asuntos Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, y de Finlandia, Elina Valtonen, discutieron la amenaza rusa.
“Nuestra seguridad europea no sólo está amenazada por la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania, sino también por las guerras híbridas emprendidas por actores maliciosos”, dijeron, “un incidente así despierta inmediatamente sospechas de daños causados intencionalmente”.
Los países europeos utilizan cada vez más el término “guerra híbrida” para describir las acciones destinadas a perjudicarlos, según ellos, llevadas a cabo por Moscú desde la invasión de Ucrania en 2022.
El domingo por la mañana resultó dañado otro cable de telecomunicaciones, el “Arelion”, que une la isla sueca de Gotland con Lituania, explicó el martes Audrius Stasiulaitis, portavoz de la filial lituana del operador sueco Telia. El tráfico de Internet se ha redirigido a otras conexiones internacionales.
“Podemos confirmar que la interrupción del tráfico de Internet no fue provocada por una falla en el equipo, sino por daños materiales en el cable de fibra óptica”, detalló, precisando que los clientes no se vieron afectados.
El ministro sueco de Defensa Civil, Carl-Oskar Bohlin, aseguró el martes que las autoridades competentes de su país están investigando estos incidentes.
“Es esencial aclarar las razones por las que dos cables no funcionan en el Mar Báltico”, afirmó en un mensaje a la AFP, sin comentar sobre los posibles responsables.
¿«Sabotaje»?
El ministro alemán de Defensa, Boris Pistorius, estimó por su parte el martes que el “sabotaje” fue sin duda el origen de los daños.
“Nadie cree que estos cables se hayan cortado por accidente”, afirmó.
En los últimos meses se han producido varios incidentes en la zona del Báltico, zona marítima compartida por los países nórdicos y bálticos, Polonia y Alemania, que están preocupados por las amenazas de desestabilización atribuidas a Moscú.
Ante el aumento de estos ataques, el ex presidente finlandés Sauli Niinistö pidió la creación de un servicio de cooperación de inteligencia dentro de la Unión Europea, en un informe presentado a la Comisión a finales de octubre.
Finlandia también ha intensificado el seguimiento de los incidentes en el Mar Báltico desde el estallido de la guerra entre los vecinos Rusia y Ucrania.
“No creo en las versiones ancla [de bateaux] lo que accidentalmente habría causado daños a estos cables”, añadió el Ministro de Defensa alemán.
En octubre de 2023, un gasoducto submarino entre Finlandia y Estonia tuvo que cerrarse tras los daños causados por un ancla de un carguero chino.
Estos incidentes recuerdan también el sabotaje en septiembre de 2022 de los gasoductos Nord Stream, que aún no ha sido esclarecido. En agosto, el Diario de Wall Street acusó el ex jefe de gabinete ucraniano, acusación calificada de “absoluta tontería” por Kiev.
Las tensiones en el Mar Báltico han aumentado desde la invasión rusa de Ucrania en 2022.
Moscú ve el aumento de la presencia de la OTAN cerca de sus fronteras como una provocación y una amenaza a su seguridad.
Con la adhesión de Suecia, tras la de Finlandia, todos los Estados ribereños del Mar Báltico, con excepción de Rusia, son ahora miembros de la Alianza Atlántica.